Fortino Torrentera O.
Oaxaca.- “La literatura mexicana tiene un déficit en el humor, es muy solemne, muy seria, se toma así misma con grandilocuencia a veces exagerada, cuando una de las grandes virtudes de nuestra cultura popular es el humor”, sostuvo quien es considerado el escritor más importante en México, Juan Villoro al celebrar una década de coloquio con la editorial Almadía con la reedición del libro de cuentos “La casa pierde”.
Acompañado del director de esa casa editorial, Guillermo Quijas, Villoro recordó que hace 10 años publicó “Los culpables” con Almadía, iniciado una aventura compartida, “pues Memo me pidió algunos textos aunque ya se hubieran publicado, pero me di cuenta de su visión y le dije: por qué no nos la jugamos en serio, te doy mi próximo libro, y nos embarcamos en una nave de los locos, demostrando Almadía que puede ser un editorial extraordinariamente profesional y competitiva, privilegiando lo cultural sobre lo comercial”.
Esta editorial, dijo, es un gran ejemplo, pues existe la gran ilusión de los escritores latinoamericanos por ser publicados en España al ser los editores más fuertes en el idioma, pero al mismo tiempo nos quejamos de que no hay suficientes buenas editoriales en México y menos en provincia.
Al preguntarle sobre la importancia que tiene su manejo del lenguaje y del humor en un país como México, respondió: “Creo que el lenguaje es muy importante para cualquier escritor, es decir, la sustancia que es esa y el contacto que tiene la gente con tus historias está mediado por el lenguaje, lo que es válido para la ficción como para el periodismo”.
“La primera realidad que debemos aprender es que la realidad del periodismo no está en los hechos, en los sucesos o la exclusiva que se gana, está en el lenguaje, porque la gente va a recibir la información que se está dando, pero depende de cómo lo escribas para que a la gente esto lo cautive o no lo lea”.
Y reconoce que ha experimentado con distintos niveles de lenguaje como “Los culpables” que en el libro de siete relatos escritos en primera persona y tiene las voces de gente que no son escritores profesionales y hablan de manera natural, generando la ilusión en el lector que por la casualidad logran contar una historia, surgiendo imágenes o frases que parecería poesía por accidente, sin ninguna pretensión estética.
En cambio, en “La casa pierde”, son digamos, cuentos escritos por un autor literario que implica otro tipo de ejercicio del lenguaje, que dice Villoro, espera no lleguen a ser textos complejos o densos, pero tienen una intensidad mayor respeto a que son textos más trabajados.
El humor es muy importante en México, sentenció el escritor, pues aunque hay escritores que lo manejan con Jorge Ibarguengoitia a la cabeza, nuestra literatura es muy solemne, “me llama la atención que gente que lo maneja muy bien –el humor- sea muy seria para escribir, pues pensamos que si escribimos algo, tenemos que ser muy formales y nos privamos de los mejor que podemos tener que es el humor.
Compartió la forma en que mira la construcción de una trama en el relato. “Digamos que la primera imagen que tengo de un cuento es una especie de foto fija, como el cuento ´La casa pierde´ que da título a este libro que hoy regreso a Oaxaca para presentarlo, lo inicié con unos tipos jugando a las cartas acompañado de una dama cuya pareja decide apostar el sueño de ella, pero lo complicado es dar a conocer que pasó antes y qué va a pasar después”.
“La casa pierde” publicado por primera vez por Alfaguara y ahora por Almadía, con lo cual coinciden los diez años que lleva con esta editorial oaxaqueña que le ha publicado precisamente 10 títulos, lo considera Villoro como un libro importante en su carrera al recibir el Premio Villaurrutia que lo otorgan escritores.
Sobre su trabajo en el ámbito periodístico, el cual refiere que inicio al revés, ya que la mayoría empiezan siendo periodistas y luego escritores, “pues cuando tenía 15 o 16 años empecé a escribir cuentos, me metí en la ficción, por lo que me tardé un poco en llegar al periodismo, siendo mi primer trabajo periodístico un retrato que le hice a Augusto Monterroso, por lo que mi primer texto de n ficción fue sobre mi maestro de ficción”.
“Me ha parecido importante no quedarme aislado en la literatura de ficción, pues cuando la escribes en un cuarto eres dueño del mundo, como que te hace narcisista, por lo que me pareció extraordinario poder complementar las experiencias externas reales y que no todo suceda en mi cabeza, sino que la realidad me proponga temas y entender que todas las razones no son mías, sino de los demás”.
“Como periodista tienes que ponerte al servicio de los demás, ganarte la confianza para que te hable, te digan, te busquen, pues el periodismo te ayuda más que la ficción”.
“La Casa Pierde” es un libro que consta de diez relatos. Versan alrededor de climas cotidianos: tráilers, futbolistas, escritores nacientes, relaciones amorosas y el box, por mencionar algunos. No hay en esta aparente simplicidad de temas más que un afán por construir algo extraordinario de lo más tangible y mundano.
Habla de camioneros y jugadores como agentes de la desesperanza y el azar. Las pequeñas sutilezas que buscan guardar sus personajes, para ser distintos y originales ante los demás, realmente los distingue dentro de un mundo desesperante y opresivo donde tendrán que sortear su suerte.
La soledad y el desamparo también habitan otros momentos del libro, como en "El Anillo de Cobalto". Es emocionante, como también emotivo, leer la fragilidad diaria que algunos individuos padecen a pesar de su aparente normalidad. El personaje principal del "Anillo" es un ingeniero retirado.