Fortino Torrentera O.
Oaxaca.- Al celebrarse este 27 de mayo el Día de la Educación Musical, es momento de reflexionar sobre la desvinculación que hasta el momento presenta la currícula educativa con la importancia en la enseñanza de las artes que está logrando en países desarrollados un mejor aprovechamiento escolar, mientras México parece alejarse más de esta posibilidad.
El país experimenta una seria de cambios sociales, donde la educación ha sido rehén de las malas decisiones gubernamentales, el tráfico de intereses, pero sobre todo la falta de un sustento pedagógico actualizado y no arrebatado por las distintas corrientes que hay en la enseñanza.
Mientras se da esta rebatinga, la educación musical en nuestro país va en detrimento. “Con que te aprendas el ´Condor pasa´ en la flauta de pan, pasas el año”, reconocen alumnos de secundaria, lo cual habla de los nulos alcances en este campo del conocimiento.
En 2011 la Conferencia General de la Unesco “recordando lo dispuesto en su Resolución 35 C/40 con respecto a la promoción de la educación artística. Decide proclamar la cuarta semana de mayo Semana Internacional de la Educación Artística y alentar a todos los Estados Miembros, la sociedad civil, las organizaciones profesionales y las comunidades a que organicen con tal motivo actividades pertinentes a escala nacional, regional e internacional”.
La UNESCO, instó a los gobiernos, instituciones educativas y a la sociedad a apoyar proyectos y actividades que refuercen el papel del arte como impulsor de diálogo, la cohesión social y la paz, pues el arte es clave para formar a generaciones capaces de reinventar el mundo que han heredado. Refuerza la vitalidad de las identidades culturales y promueve la relación con otras comunidades.
En México, es urgente recategorizar la asignatura de música en la educación obligatoria de México, que evidencia aspectos del desarrollo humano que se pueden favorecer a través de la educación musical caracterizando seis aspectos del desarrollo de la expresión musical: sistema de expresión; significación; procesos cognitivos y competencias implicadas; corporalidad; procesamiento cerebral; y desarrollo.
Los mexicanos estamos musicalmente endoculturizados, pero no educados. Los programas de Expresión y Apreciación Artística proporcionan elementos favorables al desarrollo de los infantes. Sin embargo, se encuentran algunos obstáculos para el desarrollo óptimo de las competencias de los niños: Se le da poco tiempo, el currículo se reparte en 4 áreas y se tiene un enfoque inadecuado sobre el solfeo cuando no se deja de lado, de tal manera que la educación musical es parcial y superficial.
Nuestros niños se están perdiendo de una disciplina importantísima en la infancia, así como del desarrollo y el refinamiento de coordinación, motricidad, capacidad de asociación, funcionamiento cerebral integrado, sensibilidad artística, capacidad expresiva y procesos cognitivos anteriormente mencionados que la formación musical constante y sistematizada ofrece (y con ello todos los beneficios asociados con el nivel de comprensión, relación, etc., que resulta en una alta en el coeficiente intelectual).
El nivel de formación musical en México es insuficiente para que seamos capaces de usar la música como medio de expresión o siquiera para poder codifica y analizar adecuadamente música de nivel de complejidad medio. Nos vemos limitados en la expresión musical, y también en el tipo de significación que otorgamos al escuchar una pieza musical, y con ello nos perdemos de apreciar melodías, armonías y ritmos que podrían hacer más agradable nuestra vida.
Musicalmente, muchos de nosotros desarrollamos competencias similares aproximadas a las de un niño de 10 años. Fríamente podemos decir que este es un indicador más que nos coloca por debajo de los estándares de países de primer mundo como son Italia, Francia, Suecia, Holanda o Suiza, quienes estipulan la educación musical obligatoria desde las etapas escolares más tempranas.
Con esta celebración se busca sensibilizar a la comunidad internacional sobre la importancia de la educación artística; y promover la diversidad cultural, el diálogo intercultural y la cohesión social.