Oaxaca.-Obras reunidas por su alta calidad y belleza han sido elegidas para establecer un enriquecedor diálogo entre los acervos de la Colección Colnaghi de Londres y del Museo Nacional de San Carlos (MNSC) en la exposición
Del Pontormo a Murillo. Entre lo sagrado y lo profano, para brindar así una oportunidad única de emparejar piezas de las dos instituciones, crear una experiencia novedosa para el público visitante y propiciar una forma de acercamiento con una mayor contextualización y riqueza de contenidos.
Del Pontormo a Murillo integra alrededor de 50 piezas pertenecientes al Renacimiento, Manierismo y Barroco, algunas de ellas jamás expuestas en México, de los acervos mencionados y del Templo de San Felipe Neri La Profesa y del Museo de Guadalupe, Zacatecas, así como de las colecciones Pérez Simón, Franz Mayer y Salazar. Estará abierta al público del 30 de junio al 1 de octubre en el MNSC.
En esta muestra se exhibe una obra maestra del gótico español: el
Retablo de la Adoración de los Magos del denominado
Maestro de Perea –pintor activo en Valencia a fines del siglo XV–, con el objetivo de comparar sus características y estilo con la
Adoración de los Magos de Pedro Berruguete.
Buena parte de la exposición está dedicada a la fuerza y pasión del Barroco con una especial atención a los artistas del Siglo de Oro español y a los pintores italianos.
Dentro del Barroco se dedica una sección concreta a la escuela madrileña, con ejemplos de Mateo Cerezo (
Ecce Homo), Juan Antonio de Frías y Escalante (
Inmaculada Concepción), Andrés Deleito (
San Jerónimo penitente escuchando la trompeta del Juicio), Juan Carreño de Miranda (
Inmaculada Concepción) y el lienzo
Cristo y la samaritana en el pozo de la etapa madrileña del pintor granadino Alonso Cano, firmado con su anagrama que sigue de cerca la composición del mismo asunto de la Real Academia de San Fernando.
Este singular cuadro de la Colección Colnaghi se compara con los dos lienzos de Cano del MNSC (
San Juan Evangelista con la copa envenenada y
La comunión de la Virgen, que perteneció antaño al célebre retablo de la iglesia de Santa Paula de Sevilla).
Otro apartado no menos importante de esta sección está formado por algunos ejemplos de la pintura en Sevilla capitaneada por Bartolomé Esteban Murillo, con su lienzo
Job y su esposa, así como obras de Juan Ruiz Soriano y Juan de Valdés Leal. De la rica y variada escuela napolitana se exhiben piezas de José de Ribera y Luca Giordano.
En el conjunto de la muestra, una especial mención merece por su importancia y dimensiones la
Expulsión de los mercaderes del templo (259 x 245 centímetros) de Giovanni Francesco Barbieri, más conocido como el
Guercino, uno de los pintores señeros del Barroco en Italia y exponente de primer orden del clasicismo boloñés junto a su contemporáneo Guido Reni.
A los periodos del Renacimiento y el Manierismo, que cuentan con importantes ejemplos en el MNSC con obras de Jacopo Carrucci el
Pontormo, Pedro de Campaña, Lucas Cranach o
Tintoretto, entre muchos otros, se añadió al discurso expositivo un inédito y raro
Concierto del francés Jacob Bunel, pintor de la época del rey Enrique IV, además de
Alegoría de las estaciones, espléndida obra profana de Girolamo Dente, conocido también como Girolamo de Tiziano.
De la rica y variada escuela napolitana se confrontan dos obras tempranas de José de Ribera recientemente restauradas por el MNSC:
San Juan Bautista en la fuente y
San Sebastián, con el gran lienzo
Adoración de los pastores, pintado por Ribera hacia 1640.
No menos interesante resulta el cotejo entre el magnífico
Astrónomo de la antigüedad de Luca Giordano, conservado en el MNSC, con las dos obras pertenecientes a la Colección Colnaghi de este célebre pintor napolitano: el
Alquimista –en el que refleja la individualidad del modelo tanto física como psíquicamente– y el
Arrepentimiento del rey David, obra maestra del pintor, procedente de la colección Salazar.
Susana y los viejos del pintor genovés Orazio da Ferrari –perteneciente al acervo del MNSC– ofrece claros débitos al artista flamenco Van Dyck, quien residió durante una época en Génova.
El público podrá cotejar esta importante obra del corpus pictórico de Ferrari (que recibió el título de Caballero de la Orden de San Miguel por Onorato II de Múnich en 1652) con las dos obras compañeras datadas en la década de 1640 que representan el
Martirio de San Andrés y el
Martirio de San Blas. En estas piezas de gran formato se aprecia el naturalismo caravaggiesco y las influencias de Rubens, Van Dyck y del propio José de Ribera.
El MNSC presentará por primera vez en México una exposición que engloba a los grandes maestros del arte europeo pertenecientes a la Colección Colnaghi y que, con el invaluable apoyo de Callia, a través de los Premios Iberoamericanos de Mecenazgo –que apoyan el estímulo y el enriquecimiento de los acervos de los espacios culturales–, se logró el diálogo con piezas de las prestigiosas colecciones mexicanas Franz Mayer y Pérez Simón, así como las del Templo San Felipe Neri La Profesa y del Museo de Guadalupe, y con una selección de obras pertenecientes a la colección del recinto museístico del Instituto Nacional de Bellas Artes.
Como es habitual, se contará con un espacio de inmersión, lugar de creación, imaginación y juego donde el público de todas las edades –especialmente el infantil– profundizará sobre algunas de las obras de la exposición de una manera lúdica y divertida.
Los visitantes podrán adentrarse en
La boda de Sara y Tobías gracias al vestuario, los distintos objetos que componen la obra y los diálogos imaginarios que existen entre los personajes.
Asimismo, a partir de distintos objetos, el público hará una reinterpretación personal de la
Alegoría de las estaciones y, debido a que el ser humano es un aficionado natural al coleccionismo desde edad temprana, se reflexionará acerca del papel que este tiene en nuestras vidas y en el mundo del arte.