Oaxaca.-El presidente nacional de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), Luis Raúl González Pérez, aseguró que México enfrenta un entorno difícil y complejo, donde la universalidad de la cultura de respeto a los derechos humanos no solo se cuestiona, sino que empieza a ser dejada de lado, bajo razones de un pretendido interés económico, social y político.
Al inaugurar el foro nacional “100 Años de los derechos humanos en la Constitución Mexicana”, en la Antigua Escuela de Medicina de la UNAM, el “ombudsman” nacional dijo que estas pretendidas razones se sustentan en un lenguaje que entraña discriminación, exclusión, violencia y odio.
“Se le encuentra en los lenguajes de demagogos, pero también en las redes sociales, en las emisoras de radio, en las conversaciones cotidianas, en la calle y en los Parlamentos”, refirió.
Y por ello añadió que “ante el infundio; la verdad, ante el agravio; la razón, ante el amago de fuerza; el orden y la justicia”, indicó.
Acompañado de la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Senado de la República, así como del primer visitador General de la CNDH, Ismael Eslava Pérez, el director de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Raúl Contreras Bustamante, así como ombúdsmanes estatales, agregó que ese entorno complejo se ve también en la lógica de anteponer los intereses específicos de grupos y Estados a la vigencia de la dignidad humana.
Ante un auditorio de profesores en derechos, abogados y estudiantes de esa carrera de diferentes universidades del país, González Pérez señaló que no podemos como sociedad y como nación, que la forma de defender nuestros derechos o promover nuestros legítimos intereses, sea incurriendo en las mismas conductas de quienes pretenden ofendernos y vulnerarnos. “Ante el infundio; la verdad, ante el agravio; la razón, ante el amago de fuerza; el orden y la justicia”, dijo, todo ello, en referencia al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
Sin embargo, el ombudsman nacional nunca mencionó al empresario republicano y se limitó a agregar que el lenguaje del odio no produce nada, salvo más odio, desprecio y hostilidad. “Ese lenguaje debe ser desterrado de la política democrática, porque es incompatible con ella”, añadió.