Oaxaca, - , incluso cuando se produce fuera de los muros de una prisión, afirmó el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la tortura, Nils Melzer, a la Asamblea General de la ONU en Nueva York.
"Cualquier uso innecesario, excesivo o arbitrario de la fuerza por parte de funcionarios encargados de hacer cumplir la ley es incompatible con la prohibición absoluta de tratos crueles, inhumanos o degradantes", dijo el experto, presentando
su último informe a la Asamblea General de la ONU.
"Infligir deliberadamente dolor o sufrimiento a individuos vulnerables, que no pueden escapar o resistir, es absolutamente ilegal e incluso puede llegar a ser considerado tortura", afirmó.
El Sr. Melzer señaló que pretende clarificar que la prohibición de la tortura se aplicaba a "todo y cualquier uso de la fuerza por parte de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, no únicamente dentro de los muros de las prisiones", con la finalidad de ayudar a que los estados eviten actos de tortura y malos tratos.
"Los Estados deben garantizar que sus agentes estén capacitados, equipados e instruidos para evitar cualquier uso innecesario, excesivo o arbitrario de la fuerza y para dar prioridad a los medios no violentos al momento de cumplir con su deber", dijo el Sr. Melzer, como parte de una serie de recomendaciones para reducir el uso de la fuerza.
"Si el uso de la fuerza es inevitable, los funcionarios del Estado deben ejercer la moderación y actuar en proporción a la gravedad de la situación y al legítimo propósito que se espera lograr".
Algunos tipos de armas y dispositivos de control de disturbios utilizados por la policía y las fuerzas de seguridad podrían ser ilegales, advirtió el Relator Especial.
“Cualquier arma u otro medio para obligar a cumplir la ley, que por su diseño o por su naturaleza, inflija una fuerza innecesaria, excesiva o arbitraria contra seres humanos, debe considerarse inherentemente cruel, inhumano o degradante y, por lo tanto, está absolutamente prohibido", dijo el experto.
"Espero que mi informe aclare que la violencia policial arbitraria no sólo es una mala política, sino que puede considerarse tortura o trato cruel, inhumano o degradante", concluyó. "Cualquier tolerancia, aquiescencia o impunidad ante tal abuso equivale a una violación grave del derecho internacional".