Oaxaca.-“!No son números, son personas, con familias y amigos! ¡queremos verlas!” repite una y otra vez Nancy Peña Aguilar, mientras espera, junto a los familiares de otras 46 personas atrapadas en los escombros del edificio que el sismo derrumbó en Álvaro Obregón 286, que su cuñada y contadora, Noemi Manuel García, sea rescatada con vida.
“Pareciera que el crédito quiere llevárselo la Marina”, comentan algunos familiares. Y es que luego del martes, tras el derrumbe, aunque llegan personas carpinteras o ingenieras como voluntarias difícilmente los dejan pasar para colaborar en la labores de búsqueda.
Nancy sabe esto porque su esposo, el hermano de Noemí Manuel, lleva tres días dentro del cerco de policías y personal de la Secretaría de Marina que protege el que era un despacho de oficinas de seis pisos.
Ella y su esposo están molestos. Desesperada, afirma que desde ayer por la noche y hasta hoy han llegado al lugar brigadas de rescatistas expertas de Chile, Panamá, Inglaterra, Israel y Japón, y hasta apenas hoy por la mañana la Secretaría de Marina les permitió a estos dos últimos países colaborar.
“No dejan de llegar voluntarios y ¿los quieren para acomodar aguas? No los entiendo, el chiste es agilizar todo”, dice Nancy y denuncia que por las noches, aún cuando el tiempo es vital,
el personal suspende las búsquedas.
En eso coincide una amiga de la ingeniera América Vázquez del Villar y su hermano de la misma profesión, Jesús Alberto. Comenta que a la una de la madrugada los rescatistas encontraron a un hombre que dijo estar junto a otras dos personas, sin embargo, tras encontrarlo suspendieron la búsqueda, los familiares y amigos de los hermanos Vázquez buscan el testimonio del hombre para que las labores de búsqueda continúen en esa zona.
Los familiares de Noemí Manuel desean que sea rescatada lo antes posible, pues le queda mucho por hacer; tan solo el 30 de este mes celebraría su graduación como contadora, tiene 21 años. Hace un tiempo, mientras hacía su servicio social fue contratada por el grupo Aguilera Contadores y Asociados, quienes laboraban en el tercer y cuarto piso del edificio de Álvaro Obregón.
Noemí es tan solo cuatro años menor que su compañera y asistente de contaduría, Carolina Solorio Romero. Preocupado, su esposo Óscar Espitia, cuenta que sigue sin tener información de Carolina y sus tíos María del Pilar Solorio y Jaime Aguilera, este último titular del grupo Aguilera Contadores.
Oscar Espitia, al igual que las familias de las aproximadamente 46 personas que siguen bajo los escombros, al menos 15 de ellas mujeres -según la lista que ellas mismas hicieron- no tienen certeza de si Claudia ya fue rescatada. La incertidumbre en cuanto a la información es una constante.
Las y los familiares de las víctimas que esperan en una carpa instalada en la calle de Oaxaca, no saben realmente cuántas personas han sido rescatadas ni quiénes son, aunque en un poste de luz, en la esquina del edificio derrumbado, pegaron una lista con los nombres de 22 personas rescatadas, de las cuales son 12 mujeres y 10 hombres, pero los familiares afirman que las autoridades no se acercan a buscarlos.
Una policía que ha laborado durante toda la noche en la zona informa que las persona rescatadas son trasladadas, según el cupo, a la Cruz Roja de Polanco, a los hospitales de La Raza, Rubén Leñero, el General de Balbuena, Centro Médico Santa Fe, a Los Ángeles Chapultepec y Universidad ; también a los hospitales de traumatología norte y sur del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), a los hospitales Xoco, Magdalena de las Salinas, López Mateos, así como al ABC de Observatorio y el Hospital General de Tláhuac.
Los familiares tienen que buscar en cada hospital a dónde se trasladó a su conocido. “Se nos informa a cuenta gotas, tenemos que perseguir a las autoridades que están allá adentro para que nos digan qué pasa”, comentan.
ARRIBA, MÉXICO
La frase “Arriba, México” se lee en una de las cartulinas pegadas en la zona de voluntarios instalada en la esquina de Valladolid y Álvaro Obregón en la Colonia Roma. Más de 10 carpas resguardan a cientos de voluntarios. Cuando anuncian que mandan medicamentos u otros materiales, grupos de personas corren en busca de ellos entre las calles donde destacan casas cercadas ante peligro de un derrumbe.
Terapistas físicas dan tratamientos gratis, brigadas de hombres y mujeres doctoras y psicólogas se acercan a brindar consultas a las personas que esperan a que más gente sea rescatada. Los turnos para el personal médico voluntario son extenuantes, “pero lo único que importa es ayudar”, menciona la psicóloga Fernanda Ruiz, quien viene desde Jalisco a ofrecer servicios por tres días.
A las 12 pm la esperanza crece para los familiares de las víctimas del 286: la brigada de japoneses e israelitas anunciaron que tras usar cámaras térmicas detectaron que donde estaban los pisos tres y cuatro podría haber al menos tres personas con vida.
En los rostros de hombres y mujeres que esperan se marcan sonrisas, en algunos el llanto, coinciden que no se moverán del lugar ni permitirán el acceso de maquinaria pesada hasta que vuelvan a ver a sus familiares.
Hasta el cierre de esta edición los trabajos continúan con los rescatistas nacionales e internacionales.