Con una población aproximada de 500 habitantes y más de 170 viviendas, la comunidad de San Jacinto Yaveloxi perteneciente al municipio de Santiago Choapam, en la región del Papapaloapan, Oaxaca, recibió el apoyo de la Brigada Médica Solidaria quienes asistieron a la población con medicamentos y consultas médicas.
"Las intensas lluvias y el temblor vinieron a agravar, aún más, las condiciones de extrema pobreza que por años vive esta comunidad”, así lo relata Don Andrés Dionicio quien cumple con la responsabilidad de ser el Agente de Policía de ésta localidad.
En Yaveloxi todos se dedican al campo, su milpa es su único sustento, las casas son de barro y piedra, los pisos de tierra, hoy convertidos en lodo, porque para ellos el “piso firme” nunca llegó, las letrinas no son más que pozos sin recubrir en las laderas que filtran a las veredas que conducen a las viviendas.
Sin servicios básicos han aprendido a sobrevivir, “el médico llega a la casa de salud cada 2 o 3 meses” platican preocupadas, las personas que han acudido al llamado de la brigada.
Desde el momento de la tragedia todos los pobladores acudieron a ayudar a sus vecinos, poniéndolos a salvo y rescatando las pocas pertenencias que no fueron sepultadas bajo toneladas de lodo. Sus viviendas no soportaron el desgajamiento de la montaña que sustenta a la comunidad, en donde también tenían cultivos de maíz, frijol, caña, plátano, café y una gran variedad de cítricos.
Después del sismo, solicitaron la ayuda vía radio portátil a la cabecera municipal, ayuda que aún siguen esperando, carecieron de luz eléctrica mientras el único teléfono público, estaba sin funcionar, así que tardó más de 7 días en que los servicios se restablecieran.
Están acostumbrados al abandono gubernamental, buscaron los medios para hacer llegar al exterior su petición urgente de ayuda, ya que los representantes de las diversas instancias de gobierno les pedían “pruebas” de los daños para poder ser atendidos.
Por lo anterior, grabaron un vídeo que ya circula en las redes sociales, donde lanzaron su llamado de auxilio, del cual las autoridades correspondientes tomaron acuse de recibido 5 días después, para hacerles llegar vía aérea, 80 cajas pequeñas de enlatados para las más de 170 familias que conforman esta localidad, unos días más tarde arribaron otras 80 cajas que son toda la ayuda que hasta el momento han recibido por parte del Estado.
El miedo
Senorina tiene 28 años, ella junto con sus tres hijas, espera con miedo a que llegue la noche y con ella, también la lluvia. No sabe si fue el temblor del día jueves 7 de septiembre o fueron los tres días de lluvia intensa los que se llevaron su casa que era su único patrimonio. La despertó el temblor de 8.2 grados que estremeció las paredes de su vivienda de adobe, días previos, la humedad ya bañaba las paredes de lo que era su cocina y el cuarto que utiliza para dormir y guardar su escaso patrimonio.
La noche del día viernes la lluvia no paraba de caer, preocupada se fue a dormir con sus hijas y su esposo en la única cama que aún conserva abandonada en lo que fue su hogar, pasada la media noche, un estruendo interrumpió su sueño, al despertar, su habitación estaba anegada, el agua brotaba por las paredes y el piso de tierra ahora era un lodo que no le permitía avanzar, al salir a hacia la cocina, ésta ya no estaba, una mezcla de tierra, piedras y agua cubría sus muebles, una mesa y un par de sillas; de sus trastes, solo ha recuperado unos platos de plástico y una olla abollada, un desgajamiento de la montaña había sepultado el centro de su hogar.
Al ponerse a salvo casi pierde también a su esposo con su hija de 5 años, quienes arrastrados por la corriente fueron rescatados por sus cuñados metros abajo, ” a la niña no le pasó nada, porque iba envuelta en el hule” relata. Su esposo sufrió lesiones en sus extremidades de las cuales aún convalece, ahora vive en un pequeño espacio que le ha prestado su madre.
Las otras familias afectadas, como la de Senorina, no han corrido con mejor suerte, por las noches llegan en silencio al corredor de la Agencia de Policía ha pasar la noche, “no podemos decir que a dormir” platica uno de los afectados, “porque en la madrugada del sábado 9 de septiembre el lodo se llevó nuestros sueños y con ello también lo poco que teníamos”.
La ayuda
Hasta el momento son 7 las familias que han perdido todo su patrimonio, decenas de casas tiene daños aún por cuantificar, en todas las viviendas de la localidad, reina la humedad, las calles se han convertido en arroyos interminables, mientras los heridos se recuperan lentamente.
Cabe mencionar que el único acceso disponible a esta localidad es caminando por más de una hora entre arroyos que han abandonado su cauce, laderas desgajadas y un lodo interminable; camino del que esperan que un día se convierta en brecha, para eso tendrán que ahorrar ocho millones de pesos que fue el último presupuesto de unos años atrás o pueden optar por el otro acceso a su comunidad donde tendrán que caminar 4 horas más y ahorrar otros veinticinco millones de pesos para la realización de un puente sobre el río colorado que en este momento está crecido y es imposible cruzarlo.
Don Remigio de 82 años de edad, ha arribado junto con sus demás paisanos de Yaveloxi a Santa María Yahuivé, después de caminar bajo una lluvia intermitente, en esta localidad vecina, ha sido el punto hasta donde pudo arribar un vehículo de la capital, después de más de 6 horas de viaje con víveres que la sociedad civil les hace llegar; Don Remigio con la carga a cuestas, caminará de vuelta para regresar al día siguiente por unas láminas que les han prometido y las cuales aún siguen esperando.