Oaxaca.-Las violaciones a los Derechos Humanos y prácticas como el extractivismo, el tráfico de armas y drogas y el feminicidio ocasionan un impacto que afecta la salud mental de las personas y de los colectivos, rompe el tejido social y causa miedo, incertidumbre y despojo material y espiritual.
A esta conclusión llegaron organizaciones civiles de México y Latinoamérica que trabajan con mujeres, víctimas de tortura, pueblos indígenas, periodistas y defensores de Derechos Humanos, que participaron en el foro “El enfoque psicosocial en América Latina: retos y perspectivas”, realizado el 29 y 30 de junio en la Ciudad de México.
La directora de la organización Aluna, acompañamiento psicosocial, Clemencia Correa, señaló que hasta ahora no hay un registro, como tal, que detalle el impacto de las violaciones en las personas, pero destacó que varias organizaciones están documentando esta problemática que afecta la salud física y emocional.
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CIMACFoto: César Martínez López[/caption]
A pesar de que no existe un informe nacional y unificado, la defensora destacó que no hay una víctima que no tenga efectos psicosociales, ya sea emocionales, físicos y personales e incluso consecuencias dentro de las organizaciones en su conjunto, como colectivos.
Correa señaló que, ante un asesinato, un caso de feminicidio o de tortura hay efectos de diferente orden, emocional, espiritual y físico, encontrados por organizaciones como Aluna, el Colectivo Contra la Tortura e Impunidad, la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos de las Mujeres, el Comité Cerezo y el Centro de Derechos Humanos de las Mujeres de Chihuahua.
Para estas organizaciones es necesario exponer que esta problemática no es un tema sólo de salud psiquiátrica o clínica sino un problema de salud estructural que debe ser atendido por el Estado, porque en la mayor parte de los casos son las instituciones quienes cometen los crímenes y provocan estas secuelas.
Organizaciones de Argentina, Colombia, Bolivia y Guatemala, entre otras, sostienen que una violación de esta naturaleza afecta en su conjunto a la sociedad porque causa sufrimiento y dolor. Y consideran que el Estado tiene el objetivo de causar este tipo de daño.
Expusieron que este daño a la salud psicosocial se agrava ante la impunidad y corrupción en los casos de violaciones a Derechos Humanos, y puede estar relacionado con enfermedades como diabetes, cáncer e infartos, con las relaciones en la familia de las víctimas y afectados que normalizan la violencia.
Ante este problema de salud emocional y física, las organizaciones llamaron al Estado mexicano y a los gobiernos de los países de la región a tomar nota y proponer políticas integrales de atención, así como evitar los crímenes que se gestan desde los agentes gubernamentales.