Ciudad de México.- Arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Durango llevan a cabo los trabajos de conservación de la defensa de un mamut de alrededor de 10 mil años de antigüedad, que fue hallada en abril pasado por pobladores de la comunidad 18 de Octubre, en San Lucas Ocampo, municipio de San Juan del Río, al norte del estado.
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abores de salvamento y limpieza se realizan con la asesoría del Consejo de Paleontología del INAH. Foto Cristina Sandoval, INAH.[/caption]
Las labores de salvamento, embalaje, traslado y limpieza se realizan con la asesoría del Consejo de Paleontología del INAH, recientemente reactivado y que trabaja conjuntamente con arqueólogos para atender salvamentos conforme a los protocolos que exige la ciencia paleontológica.
Luego de que el Centro INAH Durango recibiera en abril pasado, el aviso del profesor Nerón Astorga Quirós, sobre la posible presencia de evidencia paleontológica en el cauce del arroyo Tecomblates, personal especializado, coordinado por la arqueóloga Cindy Sandoval Mora, se trasladó a la comunidad 18 de Octubre para realizar la inspección y valoración correspondiente, dictaminando la presencia de la defensa de mamut.
Una vez realizada la inspección, se envió al Consejo de Paleontología la solicitud para realizar el rescate, mismo que dio inicio el 12 de julio pasado y concluyó a principios de octubre con el traslado del vestigio al Centro INAH Durango, donde es limpiado y restaurado.
La arqueóloga Cindy Sandoval Mora, investigadora del Centro INAH-Durango y coordinadora de los trabajos para recuperar la defensa, detalló que una vez en el sitio, los arqueólogos observaron la evidencia paleontológica expuesta en el perfil del arroyo, la cual correspondió a la parte distal de una defensa de mamut.
Asimismo, informó que en el proceso de excavación se halló la parte distal de la pelvis del mismo animal, así como restos óseos de otras especies, posiblemente caballo (
Equus spp.) y camello (
Camelops hesternus) prehistóricos.
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Los sedimentos del área permitieron que la defensa y demás restos óseos se conservaran en buen estado. Foto Cristina Sandoval. INAH.[/caption]
Explicó que los sedimentos del área permitieron que la defensa y demás restos óseos se conservaran en buen estado. La defensa fue recuperada en 90 por ciento, mide alrededor de tres metros de largo y presenta una curvatura pronunciada.
Además se recuperó carbón, posiblemente arrastrado por la corriente del arroyo, que será estudiado para obtener un fechamiento del yacimiento donde estaban los huesos, y se tomaron las muestras pertinentes para análisis de sedimentos, lo que permitirá obtener datos importantes para la investigación paleontológica en Durango.
La arqueóloga recordó que en el caso particular de Durango, aún existe poco conocimiento de evidencia paleontológica y de antiguos pobladores. Ha sido a través de las labores del INAH que se atienden este tipo de hallazgos, lo que ha derivado en rescates paleontológicos y registro de sitios.
A la fecha, únicamente se ha registrado evidencia del Pleistoceno (ca. 1.8 millones de años hasta hace 10 mil años, aproximadamente). Las investigaciones de estos restos fueron registradas en los municipios de San Juan del Río, San Pedro del Gallo, Coneto de Comonfort, Vicente Guerrero, General Simón Bolívar, Nuevo Ideal, Canatlán, Rodeo, en la ciudad de Durango dentro del barrio de Analco y en la comunidad de Navacoyan, por varios investigadores.
En dichos sitios se han localizado restos de mamut (
Mammuthus columbi), gonfoterio (
Cuvieronius hyondon), bisonte (
Bison spp.), caballo (
Equus spp.) y camello (
Camelops hesternus).
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Las piezas se trasladaron al laboratorio del Centro INAH Durango. Foto Cristina Sandoval, INAH.[/caption]
Tanto para la recuperación del contexto como del material fósil en el arroyo Tecomblates, el tratamiento y metodología aplicada durante la excavación ha sido la clave para llevarlo a cabo de manera exitosa, dijo Cindy Sandoval, tras detallar que dichos trabajos se realizaron con asesoría del Consejo de Paleontología, recientemente reactivado por la Dirección General del INAH, lo que ha sido de gran apoyo para los arqueólogos que realizaron la tarea, ya que contaron con los conocimientos y experiencia de la paleontóloga Felisa Aguilar, especializada para tratar este tipo de bienes.
También se contó con el apoyo del municipio de San Juan del Río, que al ser notificado del hallazgo ha trabajo de manera conjunta con el INAH para proteger la evidencia paleontológica.
Concluida la excavación, las piezas se trasladaron al laboratorio del Centro INAH Durango, donde han sido limpiadas y actualmente reciben tratamientos de consolidación, restauración e identificación, que permitirán la conservación y, en breve, la difusión de los resultados obtenidos.
De esta manera, los trabajos de rescate han permitido salvaguardar evidencias de la existencia de una especie de gran distribución en el país durante el Pleistoceno, en tanto, la atención a denuncias sobre la presencia de bienes patrimoniales en algún sitio no registrado por el INAH es una de las tareas principales en materia de protección del patrimonio y forman parte permanente de las actividades del proyecto de Protección Técnica y Legal de la Sección de Arqueología del Centro INAH Durango.