Fortino Torrentera O.
Oaxaca.- En México han estado presentes desde la época prehispánica expresiones dancísticas y teatrales, por lo que desde finales del siglo pasado hasta hoy, se ha mantenido vivo el teatro comunitario, antes llamado indígena y que hoy se le conoce como teatro del entorno. Un decano investigador y protagonista de este movimiento es el director y actor, Roberto Villaseñor.
Al realizar esta semana un recorrido por los Valles Centrales con la
Compañía Queretana de Teatro Indígena, con más de 35 años haciendo teatro en comunidades indígenas, campesinas y suburbanas, considera que el nuevo concepto de teatro del entorno, pues el de teatro comunitario ya está rebasado en la actualidad.
De su experiencia comparte: “Durante mucho tiempo estuvimos trabajando al teatro como una herramienta y si bien dimos algún tipo de contenido e incluso hubo gente que de alguna manera aprendió algo y la única forma de que el teatro se preserve es haciendo que la comunidad se enamore de la propuesta”.
Respecto al fortalecimiento del teatro en las comunidades, coincidió con la propuesta del maestro Juan Gregorio Regino que ha tenido una experiencia con grupos musicales que a partir de género actuales como el rock, el rap, el hip hop, ska o el reggae, incorporan la lengua, lo cual atrae más a la gente.
Considera respecto a este proceso: “Creo que las formas estéticas y artísticas, ya deben entenderse como tal , pues durante mucho tiempo se ha trabajado la parte teatral, sobre todo como una herramienta de comunicación, como un formato que nos permite transmitir una serie de ideas”.
“Se requiere profesionaliza, no en el sentido económico, sino en el sentido de darle la mejor calidad en términos estéticos, porque eso implica un reconocimiento por parte de la gente, de la comunidad que se reconoce en esas expresiones, más allá de los contenidos, lo que garantiza que puedan preservarse al interior de la comunidad”.
El teatro en sí mismo es un ritual, aseguró, pues es un espacio mágico donde la gente llega a ser lo que hace y el público llega a ver como si fuera cierto, lo cual ese momento de comunión entre el actor y el espectador es un ritual.
Comentó que la “Compañía Queretana de Teatro Indígena” no es un fin, es un medio, como lo fue el proyecto que se desarrolló en Oaxaca a finales de los años 80, lo cual se aplicó en determinadas áreas del estado de Querétaro, por lo que se detectó población Hñahñu, en dos comunidades indígenas Amialco y Toliman; además de población Pame en la región huasteca del estado y algo de población migrantes, donde destacan los triquis.
Este movimiento, refirió, lo han trabajado por unos ocho años y el trabajo se hace en términos comunitarios, bajo el concepto de un teatro hecho por y para la comunidad, por lo que iniciamos con estrategias de capacitación y con ello el montaje de una obra de teatro.
“Tuvimos tal respuesta que decidimos conformar este espacio donde se reunían los compañeros y la directora del Instituto Queretano de la Artes, en la administración anterior, propuso que fuera una compañía, que llevamos cuatro años trabajando con cuatro obras montadas, además de itinerar por Querétaro, Tabasco y este año, Puebla y los Valles Centrales de Oaxaca.