Oaxaca.- Una fascinante oportunidad de escuchar del órgano histórico de Santa María de la Asunción Tlacolula volverá el próximo domingo 27 de agosto a las 13:00 horas, con el recital que ofrecerán los organistas Cecilia Winter y Joel Vásquez, en conjunto con la participación del guitarrista Alberto Revilla, el barítono Felipe Espinosa y el percusionista Valentín Hernández.
También participarán los becarios del Instituto de Órganos Históricos de Oaxaca A.C. (IOHIO), Jesús González y Noé Juárez, originarios del municipio de Tlacolula de Matamoros; así como de Isaí Guzmán, Javier Mendoza y Alegría Pascal, procedentes de la Heroica Ciudad de Tlaxiaco.
Algunas de las piezas musicales que se podrán escuchar forman parte de las obras de Antonio de Cabezón, F. Correa de Arauxo, Giacomo Carissimi, Alessandro Scarlatti y J.S. Bach, entre otros autores.
El órgano histórico de Santa María de la Asunción Tlacolula
La joya colonial fue construida en 1791 por el maestro organero Manuel Neri y Carmona, con una inversión, entonces, de 900 pesos; siendo parte de los diez órganos restaurados en el estado de Oaxaca, durante los años 2012 y 2014.
De acuerdo con documentos resguardados en los archivos del templo de Tlacolula, una de las flautas más altas de la trompetería interior del órgano tiene una inscripción incisa con la fecha 1666.
Los documentos revelan también que se encontraron marcas con la forma de una cruz cuadrada en varias flautas del interior, asociada a un periodo de gran influencia dominica en Oaxaca, que inicia en el siglo XVI y corre hasta mediados del siglo XVIII.
Cabe destacar que los últimos órganos oaxaqueños que presentan estas cruces dominicas, incisas en sus flautados, datan de la década de 1740; asumiendo que la tubería del órgano de Tlacolula fue construida en una fecha anterior a la caja de 1791, considerada como la tubería completa más antigua entre los órganos barrocos del estado de Oaxaca, con un patrón decorativo anacrónico capaz de producir un sonido similar al generado por un instrumento del siglo XVII.
Su delicada factura y su expresión individualizada dan continuidad a la tradición barroca y contrastan drásticamente con la expresión de los mascarones típicos de finales del siglo XVII y principios del XVIII, que se observan tanto en órganos mexicanos como europeos.