Ciudad de México.- Hace más de 40 años entró en funciones un aparato legal de gran trascendencia, por parte de la nación mexicana, para la protección y conservación de su legado patrimonial e identidad cultural misma, sin embargo, tal acontecimiento estuvo precedido de casi cuatro años de intenso análisis y escrutinio. Todas esas opiniones, muchas de ellas encontradas y sonoras, se reúnen en el libro Debates por la cultura. Las consultas públicas que precedieron a la promulgación de la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos en la Cámara de Diputados, 1972, presentado por especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en la 38 Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería. Correspondió a la secretaria técnica del instituto, Aída Castilleja, presentar junto con María Teresa Franco, exdirectora del INAH, la más reciente publicación del jurista Bolfy Cottom, investigador de la Dirección de Estudios Históricos (DEH) de esta misma dependencia. Teresa Franco destacó que uno de los más importantes valores en el texto es que a pesar de dar cuenta de un evento suscitado en la segunda mitad del siglo XX, su vigencia resulta trascendente en el contexto de la Ley General de Cultura, actualmente en proceso de elaboración y, nuevamente, de discusión en las cámaras altas del Poder Legislativo. Tal como entonces, añadió, es necesario que las voces expertas de arqueólogos, antropólogos, arquitectos e historiadores, entre otros especialistas, colaboren con los funcionarios federales para no perder lo logrado décadas atrás. “Este libro nos reactiva la memoria y nos deja ver lo importante de mantener sin afectaciones al aparato legal vigente, pues de no suceder así, habrá enormes oportunidades para el voluntarismo y, derivado de ello, la pérdida del patrimonio”. Teresa Franco comentó que uno de los debates más importantes de la citada época, fue el que sostuvieron personajes como Josué Sáenz, representante de diversas asociaciones de coleccionistas que calificaban a la ley como proteccionista e incluso narcisista, e investigadores de la talla de Julio César Olivé, mentor del propio Bolfy Cottom. En aquella discusión, rememoró, Sáenz planteaba que sólo las piezas arqueológicas o históricas de valor incuestionable para el país fueran resguardadas por el gobierno, mientras que los objetos ya estudiados o “que tuvieran menor calidad”, como tepalcates o piezas prehispánicas de uso común, por ejemplo, pudieran ser comercializados y exportados, a lo que figuras como Olivé o la arqueóloga Noemí Castillo, se opusieron rotundamente, logrando que, en letra constitucional, se reconociera la autoridad superior de la nación sobre sus bienes patrimoniales. Bolfy Cottom coincidió con Teresa Franco en cuanto al reconocimiento de la vigencia de aquellas discusiones públicas, en las que también participaron artistas como Rufino Tamayo y el poeta Carlos Pellicer; asimismo, recordó que el libro de su autoría nació de los apuntes que encontró en la biblioteca de Julio César Olivé, hacia 1992, luego de que el acervo del investigador sufriera un pequeño incendio. “El desafío que tuve, tras haber convencido al doctor Olivé de la valía de sus apuntes, era cómo dar a conocer una discusión que fue tan importante para muchos especialistas”, declaró el autor de otros textos esenciales para el entendimiento de la política cultural del país, como Los derechos culturales en el marco de los derechos humanos en México (2010) y Legislación cultural. Temas y tendencias (2015). Finalmente, el autor aseveró que Debates por la cultura…, obra coeditada por el INAH, la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y la editorial Miguel Ángel Porrúa, aspira a ser un texto de lectura obligada no sólo para historiadores, arqueólogos, abogados y otros especialistas de éstos ámbitos, sino “para todos los interesados en conocer el desarrollo de la cultura en el país, y en escuchar la voz de quienes más han defendido el patrimonio mexicano”.