Fortino Torrentera O.
Oaxaca.- Aparentemente nada tiene que ver la Cultura de la Vida o de la Violencia, ni con la V de la Victoria, pero si, algo hay de eso.
Su significado se origina por el arco de acero de una ballesta; también, la percha perpendicular de los mástiles en las embarcaciones a vela, es una varilla de cinc o de plomo que posee ranuras en los cantos y de una ventana o bien, una ciudad del estado de Maranhão, Brasil. Pero no, se refiere a esa expresión vulgar de pene en algunos países hispanohablantes.
En México, la V se ha convertido en una palabra de culto, de arma, de escudo, de sorpresa, de desdén, de supremacía o
simplemente de cotidianidad, que ha venido a sustituir a “buey”, “madre” y peor aún, “eso”. “Pásame eso que está encima del dese”, para que luego las dos primeras se convirtieran en los sufijo más usados en la lengua castellana.
Se trata de expresiones que muestran nuestro escaso vocabulario. Se hace más común sustituir los objetos y los nombres por esas expresiones, pero el uso de la V, la convierte en toda una corriente cultural que atenta contra el lenguaje.
Pero los orígenes de esta palabra provienen del latín, de virga, virgae cuyo significado es rama, vástago, retoño. También se puede considerar su concepto como ramita o varilla. Aunque en la actualidad, uno de sus significados es la virilidad, en apariencias, aunque no esté bien definida
También se ocupa de reconocer al más fuerte, al más capaz o al más audaz, que bien puede se admitido por alguien o por quien se dice quién es más, pero es aquí donde adquiere otro significado, sonar fuerte.
Debido a que es una palabra que a muchos molesta, a otros asusta y a otros los identifica, al pronunciarse implica “autoridad, la ley”, virilidad, fuerza y autoritarismo, también se emplea para hacerse oír, aunque muchas veces no se sabe a quién o a qué se enfrenta.
Se estilaba anteriormente emplear expresiones como “caray”, “ups”, “recórcholis”, hasta “plop” de condorito, hoy niños, jóvenes, mujeres de todas las edades y hasta personas de la tercera edad la usan como una admiración, sin chistar en conocer el significado o origen que tiene.
Aunque es sustantivo, femenino, singular, se dice que esa palabra fue empleada dentro del ejército en los años 50, tratando de destacar al más capaz, al más valiente o al más hábil y casualmente pasó a las cárceles y fue enarbolada por criminales que al actuar la usaban para atemorizar a sus víctimas; hoy todos la usan.
Desapercibido ha pasado por grupos feministas que mandan a esos terrenos a funcionarios ineptos, con lo cual no sólo deforme el lenguaje en general, sino también en el lenguaje de género pues reafirman con esta palabra la misoginia y el machismo.
Pero esta palabra de culto y traviesa para algunos en la intimidad, también es un escudo, para otros, pues sirve para defenderse o para la negación total al mandar a ese arco, percha o varilla que identifica a los “poderosos”.
Muchos, sobre todo jovencitas y jovencitos, la usan en forma cotidiana como si fuera una rúbrica, en la misma inercia de “buey” o “madre”, que demuestra que en México vivimos en una cultura de la V.