Agencias
Oaxaca.-Las flores son la especie viviente con más diversidad en el mundo. Nunca antes, como hoy, se había logrado entender su evolución ni sus primeros orígenes. Gracias al trabajo de la investigadora de la UNAM, Susana Aurora Magallón, ahora sabemos que las primeras pudieron ser bisexuales y qué apariencia tenían.
“Me siento muy satisfecha, son resultados de una colaboración internacional que llevó cerca de seis años. Es un estudio original cuyo resultado evidenció una estructura floral totalmente inesperada, como el hecho de que las partes florales estuvieran agrupadas en círculos concéntricos de tres órganos”, explicó la integrante del Instituto de Biología.
Podrían ser bisexuales, con tépalos y estambres (órganos masculinos) dispuestos en múltiples círculos concéntricos (verticilos) cada uno con tres órganos, y los carpelos (órganos femeninos) dispuestos en espiral, revela el proyecto internacional eFLOWER”, en el que trabajó durante seis años, la investigadora de la UNAM.
La UNAM detalla que la investigación se basa en “modelos matemáticos explícitos para representar el desarrollo de atributos a través del tiempo y calcular la probabilidad de la presencia de diferentes características en múltiples ancestros en el transcurso de la historia evolutiva”, explica la publicación científica.
Hace seis años los investigadores Hervé Sauquet, de la Universidad de Paris- Sud, y Jürg Schönenberger, de la Universidad de Viena, integraron a Susana Magallón, por su trabajo en el que recreaba “el árbol filogenético de las angiospermas” (plantas que tienen flores y producen frutos con semillas), explicaron.
Magallón Puebla realizó una base de datos, donde combina información paleobotánica, bases moleculares, filogenias (relaciones evolutivas entre las especies) y relojes moleculares, para entender la evolución floral.
Antes de la llegada de la mexicana, contaban con bases de datos de 80 especies como máximo, su trabajo permitió a eFLOWER presentar el grupo de datos más grande para un estudio de este tipo: 792 especies de 63 órdenes (cien por ciento) y 372 familias (86 por ciento) de angiospermas, usando cronogramas de fechas moleculares calibradas con 136 registros fósiles.
“Me satisface ver que el árbol evolutivo fechado que produjimos en mi laboratorio está siendo usado para efectuar estudios de la evolución floral de las angiospermas. Ayudó a resolver preguntas sobre las que siempre hubo incógnitas”, cuenta Magallón.
En la investigación participaron 36 colaboradores de 13 países. Para Susana Magallón el reto es seguir encontrando nueva evidencia que ayude a completar el registro de las primeras plantas.