Ciudadania Express
Domingo 09 de julio, 2017. 02:30 pm

Jose Luis Cuevas y su mural efímero en la zona rosa

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Oaxaca.- A José Luis Cuevas se le adjudica el nombre de Zona Rosa, donde dibuja el 8 de junio de 1967 un “Mural Efímero”, con el que se mofa de los afanes continuistas del muralismo. Su “mural efímero”, develado ante una multitud el 8 de junio de 1967, hace medio siglo, en las calles de Génova y Londres en la Zona Rosa que él decía haber bautizado, pretendía ofrecer un contraste con la afirmación de Siqueiros de que su obra resistiría el paso del tiempo, pero funcionó principalmente como golpe publicitario. Cuando Cuevas hablaba de sí mismo, sin embargo, lo hacía con ironía: parecía jugar con el público, antes que creerse los halagos en boca propia. Cuevas simbolizó la transformación del México rural, embebido todavía en la mitología de la Revolución, en un país urbano y cosmopolita. Sus tardes de café en El Perro Andaluz o el Tolouse Lautrec eran foros de discusión sobre política, arte, cine y filosofía. Los interlocutores formaban un quién es quién del momento intelectual: Fernando Benítez, Carlos Fuentes, Luis Buñuel, Octavio Paz, Carlos Monsiváis, Emilio García Riera, Gabriel García Márquez, Jomi García Ascot y tantos más. En Nueva York, José Luis Cuevas –inspirado en Born Yesterday, una película de Judy Hollyday– concibe la idea de reproducir en Times Square un dibujo suyo… Ya en México, ante la “soberbia” de quien realiza murales en busca de la eternidad, piensa en la creación de un mural efímero. Eran los años sesenta, los del LSD, las chicas a-go-go, el despuntar dela Zona Rosa; los del establecimiento de Cuevas ante la crítica y el gran público. El 29 de febrero de 1999, la revista Letras Libres publica una crónica de José Luis Cuevas, sobre la idea y conformación de su Mural Efímero. Este es el texto publicado por Letras Libres: Nueva York, marzo 26 de 1967. Me he hospedado en el hotel Westbury que está ubicado en la avenida Madison. He venido solo. Bertha imposible que me acompañara pues ha tenido que quedarse cuidando a Mariana y a Ximena. Mi madre ha estado enferma y no se pudo hacer cargo de ellas. Mi exposición se abrirá dentro de dos días y el éxito ya está asegurado. Me informa Grace Borgenicht que casi todas las obras ya se han vendido y que los críticos de mayor peso ya las han visto y han manifestado un gran entusiasmo. El catálogo reproduce en página completa una foto que me tomó Dick Davis en mi estudio de México. Este fotógrafo ya me había retratado para la revista Show y hoy me llamó porque quiere llevar un registro con su cámara de este mi paso por Nueva York. Marzo 27. […] Pido el desayuno en el cuarto y después de un baño prolongado me voy a la galería que queda a una distancia caminable. Hace frío pero voy bien cubierto con un abrigo que recién ayer me he comprado. En una tienda hay un espejo en donde me detengo unos segundos para mirarme. Quedo complacido con mi imagen. Conservo todavía mi apariencia juvenil. No ha desaparecido del todo ese parecido con Rimbaud que tantas personas han venido señalando desde que viajé por primera vez a París el año de 1955. Desde entonces me gusta retratarme como el poeta francés aparece en el cuadro de Fantin Latour. Toda la obra ya está colgada. Se ha hecho una distribución perfecta. Felicito a los empleados que han hecho el trabajo. La exposición lleva un título: The World of José Luis Cuevas. Marzo 28. […] Ya muy noche en el hotel: Hubo una gran asistencia a la apertura de mi muestra. Grace está feliz porque las obras que quedaban se vendieron en pocos minutos. Al cierre de la galería hubo cena en casa de Grace Borgenicht. Su esposo, que es un notable pintor, me tenía la sorpresa de un regalo: un dibujo acuarelado que me recuerda a Matisse. Converso largamente con Viveca Lindford, artista sueca que trabaja en Hollywood. Es coleccionista de mi obra y se asombra de mis conocimientos del cine. La excitación de este día intenso me espanta el sueño. Prendo la televisión y en el Late, late show pasan una película con Judy Hollyday. Se llama Born Yesterday y es una magnífica comedia. Trata de una secretaria que quiere ser famosa y para lograrlo alquila un billboard (espacio dedicado a anuncios comerciales). Invierte en esto todos sus ahorros. Reproduce una fotografía de ella y su nombre. Sucede en Nueva York. Poco a poco empieza a despertar el interés de la gente. Todos se preguntan quién es ella… La idea me parece espléndida y se me ocurre hacer lo mismo: reproducir un dibujo mío. Pienso que el mejor sitio es Times Square. Con lo que recibiré por la venta de mis obras puedo pagar el espacio durante un mes… y todavía me quedará plata. Marzo 29. Hablo con Grace Borgenicht sobre mi proyecto de ocupar con una de mis obras un espacio comercial. Es una idea que me aproxima al Pop Art. Grace, entusiasmada, me promete que investigará si hay un lugar disponible en Times Square. Pone a su secretaria para que haga llamadas por teléfono. Las respuestas son frustrantes. Todos los espacios están comprometidos para los próximos siete años. Ni modo. Desisto de mi idea. Yo quería llevarla a cabo lo más pronto posible. México, abril 5 de 1967. Regresé anoche de Nueva York. John Canady se volvió a ocupar de mí en The New York Times. Entre otras cosas dice: “Hay en José Luis Cuevas un rico cambio en su temática. Persiste su gran maestría técnica y penetración psicológica…” Por su parte la revista Time afirma: “El brillante mexicano José Luis Cuevas vuelve a afilar su bisturí y descubre el sórdido mundo del LSD”. Mi sejour en Nueva York no pudo ser mejor. Quiero mucho a Nueva York y Nueva York me quiere a mí. Vuelvo a México con los ánimos renovados para el trabajo. Traigo en mi carpeta muchos dibujos que hice en Nueva York. Me servirán como punto de arranque de lo que haré aquí. La idea de un gran mural en un billboard sigue obsesionándome. ¿Por qué no llevarlo a cabo en México? Abril 7. Llamo por teléfono a Ricardo Martínez, le cuento de Nueva York y le comunico mi proyecto del mural. No le gusta nada. Comentamos que en una entrevista Siqueiros habla de sus murales, los más grandes del mundo, que está pintando en Cuernavaca y que se instalarán en un hotel que pertenece al español Suárez. Siqueiros ha declarado que su obra resistirá el paso del tiempo por los materiales que emplea. Abril 9. Como Siqueiros ha dicho que su obra resistirá el paso del tiempo se me ocurre que mi mural debe llamarse “efímero”. Sólo existirá durante un mes y después será destruido. ¿No es acaso un acto de modestia frente a la soberbia de Siqueiros? Él habla también de un arte público, una obra hecha para ser admirada por las masas. Mi mural efímero debo planearlo para que sea visto por las multitudes. Abril 10. Hablo con Jacobo Zabludovsky sobre mi mural. Busco su apoyo publicitario. A él le gustan mis desplantes y acepta de buena gana. Me sugiere recurra a Calafell en cuyo taller se hacen los grandes anuncios comerciales. Ahí puedo realizar mi obra. Abril 11. Dedico todo este día a hacer bocetos que me sirvan para encontrar el tema del mural efímero. Se me ocurre que el mural tenga las mismas medidas que el Guernica de Picasso. Abril 12. De todos los bocetos sólo uno me interesa: un gigantesco autorretrato en el que me represento como jugador de football americano. Surge en mí la idea de hacer un ensamble. Abril 15. Entrevista con Calafell. Sugiere buscar el patrocinio de una empresa. Acepto siempre y cuando no aparezca su nombre. Que se haga como un acto generoso de mecenazgo. Me dice que hablará con varios de sus clientes. Abril 20. Escribo un artículo de 10 cuartillas para la revista Siempre!. Jacobo me entrevista para la televisión. Abril 21. Dejo a un lado el proyecto del “mural efímero” pues debo preparar una exposición que presentaré el mes próximo en Los Ángeles. Por la tarde me entrevista la periodista Alegre Levy para un periódico de Colombia. Buenas preguntas y, creo, buenas respuestas. Hablo sobre todo del mural efímero, cuyo proyecto ya empieza a ser conocido en Colombia. Mayo 15. Termino el material que expondré en Los Ángeles. Retomo el proyecto del mural efímero. Mayo 25. Inauguración de mi exposición en Los Ángeles. Doy una conferencia en la Universidad de Princeton. Hago referencias al mural efímero. Entusiasma la idea de un arte urbano, sin pretensiones de permanencia. Mayo 29. Regreso a México. Junio 2. Fijo fecha y hora para la apertura del mural efímero: jueves 8 de este mes a las 6:30 de la tarde. Mando imprimir un cartel más bien modesto que lo anuncia. Dibujé un autorretrato encerrado en un círculo ligeramente inspirado en el emblema del PRI. El mural estará instalado en una azotea de Génova y Londres en la por mí llamada Zona Rosa. Junio 3. Intensa propaganda. Jacobo Zabludosky a la cabeza. Él sugiere, organiza y pone a mi disposición su programa noticioso de la mañana. Durante mi ausencia muchos periódicos han hecho mofa de mi proyecto. Entre otros Carlos León, seudohumorista, autor de los diálogos de las películas de Cantinflas. Junio 5. En Calafell pinto, mejor dicho dicto el mural efímero. Un pintor de brocha gorda lo ejecuta. Él no sabe lo que hace. Simplemente sigue mis instrucciones. El fotógrafo de Look que conocí en Nueva York toma fotos. Jacobo está presente con sus cámaras. De todos mis bocetos sólo uno se aprovecha: el del jugador de football. Junio 6. Hubo hoy conferencia de prensa en la galería Misrachi (Génova 20). Multitud de fotógrafos. Cinco muchachas a go-go, con camisetas que reproducían un autorretrato mío, me echaban porras. Junio 7. La prensa se ha unificado en contra mía. Me preocupa lo que sucederá mañana. Junio 8. Por la mañana: ¿Cómo debo vestirme para el evento de esta tarde? Ya he contratado los servicios de un guardaespaldas. Se llama Alfonso López, apodado “El Silveti”. Buen amigo de mi padre en los tiempos en que ambos eran boxeadores. Parece un personaje de película de Orol. En algún momento fue “pistolero” de Cantinflas, al que se parece un poco. Junio 9. Lo de anoche superó todas mis expectativas. No pude llegar en mi motocicleta y la dejé estacionada a muchas cuadras de distancia. Me abrí paso entre una multitud que manifestaba sentimientos encontrados. Hubo aplausos, besos de muchachas pero también escuché injurias. Así llegué a la azotea donde el mural fue develado. Hubo actos de vandalismo y los comercios tuvieron que cerrar sus puertas. Junio 12. Para quitarme lo “payaso”, dice un periódico, varios pintores mexicanistas apresurarán la destrucción del mural que cada día atrae mayor número de espectadores. Quieren, los mexicanistas, hacer más efímero el mural de lo que tengo proyectado. El tema del mural surgió en el momento de su ejecución. Lo digo hoy en una entrevista. Actué como periodista. Es una alusión a la defensa del heroico pueblo de Israel.
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