Y por la tarde continúo la Fiesta multicolor en el auditorio Guelaguetza
Por la tarde nuevamente la Rotonda de las Azucenas se vistió de alegría y color, durante la segunda emisión del Primer Lunes del Cerro, en donde con un lleno total del auditorio Guelaguetza se dio muestra nuevamente de la riqueza cultural que el Estado comparte con propios y visitantes. El Gobernador Alejandro Murat, en compañía de su esposa Ivette Morán de Murat y funcionarios estatales disfrutaron y compartieron con más de 11 mil personas este homenaje racial de las 16 etnias de Oaxaca. Durante la emisión vespertina, la picardía de los versos de la delegación de Santa María Huatulco, contagió de alegría a los miles de asistentes, además de la euforia que desató la presentación de la delegación de San Juan Bautista Tuxtepec, con el baile “Flor de Piña” que provocó nuevamente la ovación de los asistentes, al igual que los “Danzantes de la Pluma”, presentados con gallardía por hombres de San Bartolo Coyotec. San Pedro Amuzgos, presentó su tradicional fandango y carnaval; seguido de “La mayordomía y jarabe del valle” de la delegación de Tlacolula de Matamoros; los Sones Mazatecos de San Pedro Ixcatlán; “La Ofrenda”, de Santa Catarina Ticuá; los Sones y Jarabes de Villa Hidalgo Yalalag; además de un Homenaje al compositor istmeño, Jesús Rasgado, con sones y canciones por parte de la delegación de Asunción Ixtaltepec. A una sola voz, los miles de asistentes corearon con nostalgia la Canción mixteca, para dar paso a la presentación de la Heroica Ciudad de Tlaxiaco, quienes compartieron sus “Sones y jarabes de Tlaxiaco” y las siempre alegres Chinas Oaxaqueñas, quienes se encargaron de cerrar la segunda emisión de este Primer Lunes del Cerro. Lugo de disfrutar un colorido espectáculo de música y tradiciones, el cielo de Oaxaca se iluminó con fuegos pirotécnicos que causaron asombro y alegría entre los asistentes. De esta manera los oaxaqueños de las ocho regiones compartieron con México y el mundo, la riqueza cultural del Estado y las tradiciones arraigadas por generaciones, en la edición 85 de la Guelaguetza.