Reanudan actividades de la Cátedra Carlos Monsiváis
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Ciudad de México.- La Cátedra Carlos Monsiváis encontró lugar en la Dirección de Estudios Históricos (DEH) no solamente porque él haya sido miembro de ella, desde 1972 y hasta su fallecimiento, sino porque la institución en la trabajó, el INAH, está al cuidado del patrimonio cultural, con énfasis en el mundo prehispánico y su herencia en la cultura popular y en los complejos procesos de la identidad nacional, refirió el historiador y antropólogo Luis Barjau.
Durante el inicio de la cuarta etapa de la cátedra que lleva el nombre del autor de clásicos de la literatura nacional como Días de guardar (Editorial Era, 1970), Barjau manifestó que en el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), donde se investiga, protege y escribe la historia y la antropología, este encuentro académico-literario en su honor, significa un reconocimiento central a la mejor tradición del trabajo intelectual con vocación creativa, estudiosa y razonable sobre la realidad social y metafísica que nos rodea.
El invitado en esta ocasión para reiniciar actividades de la cátedra fue el poeta, ensayista, editor, crítico literario y bibliófilo Adolfo Castañón, de quien Luis Barjau comentó que participó en la década de los años setenta en el Seminario de Análisis de la Cultura, en la antigua sede de la DEH, al pie del Castillo de Chapultepec.
Adolfo Castañón expuso una síntesis de su nuevo libro Nada mexicano me es ajeno. Papeles sobre Carlos Monsiváis (Bonilla Artigas Editores, 2017), de alguna manera —consideró— es el bautizo de la publicación editada en 2005 por la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y que este año es reeditada.
Sobre el autor de Aires de familia (Anagrama, 2000), Castañón expuso que su primer misterio es su bibliografía. No sólo cuántos libros y artículos publicó, sino también en cuántos países. El número de empresas culturales de diversos tipos donde participó, a quiénes conoció, a qué grupos o asociaciones pertenecía, quiénes eran sus amigos, de qué se alimentaba este fino y a la vez implacable testigo.
“El libro aspira ser una contribución a la dilucidación de esos misterios. Está hecho de dos mitades: una es ‘Monsiváis según Castañón’ y la otra es una hemerografía póstuma parcial”, explicó el intelectual mexicano.
La primera parte de la publicación, cuyo contenido se basa en la edición original del libro, está integrado por textos de Castañón como “Carlos Monsiváis: un hombre llamado Ciudad”, “El único centro: La crítica. Una conversación en torno a Carlos Mosiváis”, entre otros.
Quien fuera amigo cercano de Carlos Monsiváis aseguró que éste era un educador, más que un maestro, y un defensor del pueblo, “no sólo cronista e historiador solitario, solidario, artista y museógrafo”.
Castañón comentó que se dio a la tarea de registrar casi todas las apariciones en los medios de comunicación de información, notas, artículos y demás textos relacionados con la muerte de Monsiváis, durante varios días.
“Se trata de una gran cantidad de artículos que demuestran, de alguna manera, la amplitud, la resonancia de la desaparición de Carlos durante varias semanas y meses en México. Esta cauda hemerográfica de noticias se acompaña de un apartado iconográfico de caricaturas publicadas en diversos medios”, destacó.
El apartado del volumen titulado “Repertorio luctuoso y hemerografía póstuma parcial de Carlos Monsiváis (1938-2010)”, cuenta con los registros en internet de notas o artículos sobre el fallecimiento de Carlos Monsiváis, los enlaces posteriores a su muerte, además de una sección de las esquelas, donde se puede apreciar, por ejemplo, la dedicada por Elba Esther Gordillo, o la de Alonso Lujambio, y muchos otros que de alguna manera demuestran la amplitud de la red (de influencia) de Monsiváis.
También cuenta con el intercambio epistolar que tuvo Carlos Monsiváis con José Luis Martínez, cuando el cronista vivió en Londres, Inglaterra; se trata de seis cartas presentadas y anotadas por Rodrigo Martínez Baracs.
“Cartas que muestran a un Monsiváis poco frecuente. Estamos acostumbrados a escuchar o leer al cronista y escritor, pero no al Carlos que está desenvolviéndose en clave privada, contándole sus anécdotas y preocupaciones literarias a José Luis Martínez. Está presente este Monsiváis muy personal y atento a la cotidianidad”, reveló.
Adolfo Castañón relató que la editorial Bonilla Artigas le solicitó imprimirle su sello personal a esta reedición, por lo que el integrante de la Academia Mexicana de la Lengua decidió incluir las dedicatorias que le hizo Monsiváis en algunos libros, “algo que de alguna manera lo ruboriza, pero también le da una sustancia al libro”.
Finalmente, quien fuera reconocido en 2003 como Caballero de la Orden de las Artes y de las Letras, por el gobierno francés, detalló que el texto tiene una serie de guiños donde se puede apreciar la amplitud del “compás” de Carlos Monsiváis y también, de alguna manera, su necesidad literaria.
“Carlos era una persona desvelada por escribir y por salvarse mediante la escritura, y en cierto modo, este libro es como una urna ofrecida a su memoria”, concluyó.
La Cátedra Carlos Monsiváis, instaurada por el INAH en 2015, continúa el 17 de octubre a las 17 horas, con la participación de Esther Acevedo y Liliana Venegas; el miércoles 18 se realizará una videoentrevista con Iván Restrepo, y concluye el jueves 19 con la participación de Raquel Serur. La sede es la Dirección Estudios Históricos, ubicada en Allende 172, esquina Juárez, colonia Tlalpan Centro. Entrada libre.