Oaxaca.-Como parte del ciclo Protagonistas de la literatura mexicana y en el marco del Día Mundial de la Poesía, el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) reconocerá la trayectoria de Antonio Deltoro, poeta que se autodefine “de baja velocidad” y quien con su lírica confiere al mundo una nueva experiencia vital. Deltoro estará acompañado por Juan Carlos Abril, Luigi Amara y Christian Peña hoy martes 21 de marzo a las 19:00 en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes. La entrada será gratuita. En entrevista con la Coordinación Nacional de Literatura del INBA, Antonio Deltoro comenta que este ciclo lo intimida un poco, pues han sido muchos los creadores que admira quienes han sido reconocidos anteriormente en él. “El título del ciclo es lo suficientemente significativo como para que me impresione. Nunca había pensado en esto. Me impresionó francamente y no sé a qué es debido. Seguramente a que ya voy a cumplir 70 años, y eso es una edad muy considerable. Es para mí un poco anonadante”. Deltoro ha producido a lo largo de su trayectoria una poesía consciente del tiempo, y su libro de reciente aparición, Poesía reunida (1979-2014), da cuenta de ello. Los poemas recogidos en este volumen ofrecen parte de una obra que durante 35 años ha trabajado en títulos como Algarabía inorgánica (1979), ¿Hacia dónde es aquí? (1984), Los días descalzos (1992), Balanza de sombras (1997), El quieto (2008) y Los árboles que poblarán el Ártico (2012). A pesar de la vasta obra que posee y de ser uno de los poetas más reconocidos actualmente en México, Deltoro no le otorga tanta importancia a los premios y reconocimientos: “Yo creo que el reconocimiento siempre, y sobre todo en la poesía, es algo secreto. En general uno no conoce a sus lectores, y está bien que no los conozca. La fama me produce vértigo, y francamente nunca he pensado en mí como alguien destinado a la fama, sino que solo que alguien me lea me pone muy contento”. Antonio Deltoro se considera, a grandes rasgos, un poeta lento para escribir, y si hay algo que le interesa es el tiempo, pero no el dominante de la época, porque es muy rápido y se contrapone a la poesía. “Escribir poesía en esta época es un acto de resistencia, y en general en todas las épocas. Yo creo que justamente el poeta y la poesía necesitan enfrentarse a este tiempo rápido y banal de consumo, en el que las cosas suceden y de pronto desaparecen. El poema tú lo llevas en la memoria y, en ese sentido, es justamente quizá con el que uno se defiende de la realidad que acosa. “A una época muy rápida corresponde una poesía lenta. Eso no quiere decir que, por ejemplo, a principios del siglo XX y a fines del XIX los poetas iban más rápido que la velocidad de la época, pero ahora ir más rápido que la velocidad de la época es ir hacia el abismo”.