Ciudadania Express
Viernes 13 de octubre, 2017. 12:45 pm

Temblores, Gitanos y ayuda

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Salvador José Oaxaca.-Cerca de las seis treinta me apresuro a comprar víveres a la vuelta de mi casa, no en un gran supermercado, porque es como engordarle más “el buche” a las transnacionales, no, éste es un minisúper, escojo lo más elemental: azúcar ,avena, frijol, leche, aceite, arroz, papel higiénico, y otros productos…el motivo, apoyar  a la causa, y de paso escuchar el concierto de …¡Taraf de HaÏdouks!, aunque ya lo presentía, no dejó de sorprenderme, las cerca de cien personas que hacían fila para entrar a la Casa de la Ciudad, lugar donde se iba a llevar a cabo el concierto. Como todos sabemos, el siete de septiembre fue un día trágico para muchas comunidades del Istmo de Tehuantepec, entre ellas Santiago Niltepec, perteneciente al Distrito de Juchitán de Zaragoza, a donde iba a llegar la ayuda. Después de un mes, estas comunidades siguen sufriendo ligeros temblores,-a comparación del terremoto de 8.2 grados Richter que destruyó todas sus propiedades-, y el olvido del gobierno federal y estatal , que nada mas se “hacen patos”, junto con otros partidos que regatean sus prebendas electoreras para después dejar todo igual. ¡“Puros pájaros nalgones!”. Sin embargo, la comunidad internacional, entre ellos los “terroríficos” gobiernos de Venezuela y Cuba han tendido la mano a los damnificados istmeños-así lo consta un ingeniero español, que se encontraba en el lugar de los hechos-“era como una zona de guerra” me decía el ibérico. Casas de campaña de China, aviones “Hércules” con víveres de Venezuela, ayuda médica de Cuba, entre otras naciones solidarias ¡¡ah!!.....y “un twitter” de consuelo de Donald Trump. El conciertazo de Taraf, no fue para menos, llegaron portadores con víveres de todos los colores y tamaños, desde que l@s que llevaban dos humildes rollos de papel, hasta extranjeras que portaban igual número de cobijas en los brazos. Uno que no llevaba ni lonas, casas de campaña o víveres, quería pagar con dinero la entrada, cosa que el  incorruptible guardián del recinto cultural no aceptó. Aunque usted no lo crea, era un policía mexicano. “Por eso es que no hay que generalizar”, decía mi agüelita. En fin, que much@s se quedaron afuera, ya sea porque el espacio estaba lleno, porque no llevaban que aportar; o simplemente porque llegaron tarde  a la cita con la “Banda Gitana”. Después de cuarenta y tantos minutos, inició el concierto y las chicas -y otras no tanto-, sacaron a relucir  sus dotes dancísticas desde los más profundo de sus genes, no cabe duda que en la sangre llevamos más de gitanos o latinos que de anglosajones, sobre todo si nos ponen una banda de música sabrosa enfrente; que mucho tiene de parecido con nuestras bandas mixes o serranas. Algo hay que nos conecta con éstos músicos rumanos. La música continuó más de dos horas,  la danza también y contrario a la creencia que ésta llama la lluvia, Tláloc no se apareció. Sin embargo, ahí estaban artistas, poetas y poetisas, gestores, cantantes y promotores de la cultura independiente, miembr@s de organizaciones civiles etc, etc… Lo único que no vi, fue a políticos, ni verdes, rojos o amarillos. ¿Raro noo?. Lo que me llamó la atención, es que los integrantes de Haïdouks, no tenían nada que ver con los figurines de televisa, -ni en su indumentaria ni en su físico-, sólo la música que traían por dentro y por fuera, era un argumento más que fehaciente. “Talento mata carita”, reza el refrán. Corrió el tiempo, y el concierto terminó sin ningún incidente, los músicos –sin estrado ni templete-se involucraron entre el Sui géneris público. Chilenos, españoles, argentinas, ¡hermosas costeñas!, defeñas, pirruris, no pirruris y otr@s, quedaron satisfechos de escuchar a la famosa banda, pero sobre todo, aportar con “su granito de arena”, a los casi olvidados por los gobiernos. Los istmeños de Santiago Niltepec.
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