Por: Hazel Zamora Mendieta
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 17/02/2017Hace un año, las trabajadoras y trabajadores del hogar concretaron la creación de un sindicato nacional, algo por lo que se había luchado desde los años 20 del siglo pasado y que hoy, tras salvar obstáculos legales, sociales, económicos, ya tiene presencia en el Estado de México (Edomex), Puebla, Colima, Chiapas y en la Ciudad de México.
A 12 meses de fundado, el Sindicato de Trabajadoras y Trabajadores del Hogar (Sinactraho), síntesis histórica de un esfuerzo colectivo, pretende extender sus actividades para lograr la protección de los derechos labores de las 2.2 millones de empleadas y empleados del hogar que hay en el país.
El Sinactraho nació el 18 de febrero de 2016 como una iniciativa del Centro de Apoyo y Capacitación para Empleadas del Hogar (CACEH), que desde hace 16 años se mantiene como un espacio de enseñanza, aprendizaje y desarrollo personal de las mujeres que se dedican al trabajo del hogar remunerado.
CACEH fue fundado y es dirigido por Marcelina Bautista Bautista, empleada en el sector desde que tenía 14 años de edad, quien vivió desde entonces las pocas garantías y oportunidades con que viven las empleadas.
Recuerda, en entrevista con Cimacnoticias, que “lo veía como un trabajo que no tenía el reconocimiento como cualquier otro y que tenía pocas posibilidades al futuro, por el maltrato que recibía de los empleadores, el poco pago, me veía con un estancamiento del que nunca iba poder salir”.
Bautista se organizó con empleadas que vivían la misma situación y así crearon el Sinactraho, liderado por las mismas trabajadoras del hogar, cuyos objetivos son capacitar a más mujeres para la organización y defensa de sus derechos laborales. Por eso su lema es: “Un trabajo digno para los y las trabajadoras del hogar es lo que nuestro sector solicita”.
TRABAJO PARA “SOBREVIVIR”
Con jornadas laborales excesivas y sin remuneración extra, el trabajo el hogar se ubica como uno de los empleos con el sueldo más bajo del país, la mayoría cobra sólo dos salarios mínimos de 70.10 pesos diarios. Pero en estados como Chiapas, el pago es de 60 pesos diarios, dependiendo de la región, explica Bautista.
Por eso, 45 por ciento de las trabajadoras del hogar del país se mantienen en la pobreza, pese a que trabajan 18 horas más que resto de los y las trabajadores, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
“Es un trabajo que no tiene mayor importancia, incluso para las personas que contratan. Las mismas trabajadoras del hogar no lo ven tan importante, sin embargo como fuente de trabajo, viven o sobreviven muchas de él”, comentó Marcelina Bautista.
EMPLEO, NO “SERVIDUMBRE”
El trabajo del hogar es uno de los oficios más desvalorizados, dice la secretaria General Colegiada del Sinactraho, Ana Laura Aquino Gaspar, porque no es reconocido como un empleo, sino como un servicio “familiar” o “servidumbre” y es por eso que no se dan a las empleadas garantías laborales.
La legislación mexicana vigente también discrimina este empleo, señala el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) en su “Documento Informativo de las Trabajadoras del Hogar”, elaborado en 2015.
Por ejemplo, la Ley del Seguro Social no ve a las empleadas y empleados del hogar como sujetas y sujetos de aseguramiento; la Ley Federal del Trabajo, en su Artículo 340, establece como obligación especial para las trabajadoras del hogar “guardar consideración y respeto hacia su patrón, su familia y personas que concurran al hogar”, lo cual no hace extensivo para ningún otro empleo.
Producto de esto, 97 por ciento de las empleadas del hogar no cuentan con seguridad social, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2011, y esto incluye prestaciones como licencia de maternidad, pensión, pago de incapacidades y vacaciones. Conapred señala que, ante la falta de prestaciones, 72 por ciento de las trabajadoras del sector se dicen dispuestas a aportar de su sueldo para tener seguridad social.
CONTRATO COLECTIVO
El Sindicato identificó que era necesario trabajar en un contrato colectivo que permitiera plasmar los derechos y obligaciones a los que tiene acceso las empleadas del hogar, dentro de los marcos de la ley.
En febrero de 2016 el Sinactraho presentó el contrato colectivo, que incluye un tabulador salarial acorde con los servicios que brinda, acceso a los servicios públicos de salud, y derecho a emplazar una huelga.
Ana Laura Aquino dice que es necesario trabajar en su difusión pues la mayoría de las empleadas del hogar desconoce la existencia de este instrumento legal que les permitiría ejercer su oficio en mejores condiciones. Muchas creen, como lo hacía yo, recuerda Aquino, que no tenemos derechos porque no trabajamos en una empresa.
Agrega que también es responsabilidad de la Secretaría del Trabajo informar a las trabajadoras sobre sus derechos, para que puedan acceder a un empleo más formal, pues 9 de cada 10 empleadas no cuentan con algún contrato escrito.
EMPODERAMIENTO
Además de incidir en la legislación, el Sindicato busca empoderar a las trabajadoras a través de talleres, para que ejerzan sus derechos y denuncien los abusos a los que son sometidas, bajo el argumento de que es “un trabajo inferior”, explica Marcelina Bautista,
Por eso, en su mayoría, las trabajadoras del hogar son víctimas de humillaciones, abusos, maltratos, incluso de violencia sexual, actos que vulneran sus derechos a vivir una vida libre de violencia, su autonomía y autoestima, dice Bautista.
“Es necesario que pasen en un proceso para recuperar su autoestima, empiecen a valorar su trabajo y hagan algo por ellas mismas, se empoderen y se organicen para que sean más las que trabajen en mejores condiciones”, afirma.
De ahí que los objetivos del sindicato sean la erradicación de la violencia de género y laboral; la valoración económica y social del trabajo del hogar, así como el mejoramiento de la calidad de vida de quienes se emplean en el trabajo del hogar.
“Aquí el cambio no es para una, es para todas”, considera la secretaria de Organización del Sinactraho, Norma Palacios Tramabala, quien señala que ingresar al gremio le permitió reconocerse como trabajadora del hogar, además de capacitarse para conocer sus derechos y obligaciones y poder exigir y negociar con sus empleadores.