Agencia Informativa Conacyt
Oaxaca.- Con una corte prospectiva de 321 mujeres zacatecanas, el Cuerpo Académico de Medicina y Epidemiología Molecular de la Universidad Autónoma de Zacatecas (
UAZ) evaluó la asociación entre la angustia o estrés materno con el desarrollo de trastornos hipertensivos en el embarazo e identificó pacientes con hasta veintiséis veces más posibilidades de desarrollarlos.
El equipo interdisciplinario de científicos, conformado por docentes investigadores de las Unidades Académicas de Medicina Humana y Ciencias de la Salud (Uamhycs), Ciencias Químicas (UACQ) y Enfermería (UAE) de la UAZ, trabaja en este estudio desde 2010, con la participación de centros de salud de Zacatecas y el Departamento de Genética de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), con financiamiento del
Fondo Sectorial de Investigación en Salud y Seguridad Social en la convocatoria 2010 y 2012.
Para conocer factores de riesgo, datos demográficos y clínicos, además de la salud mental, incluidos síntomas somáticos, disfunción social, ansiedad e insomnio, el equipo de investigadores diseñó y aplicó en la semana 20 de gestación de mujeres embarazadas una escala —cuestionario— general de salud, en donde se identificó que las mujeres embarazadas con estrés presentan hasta 26.4 veces más riesgo de desarrollar un trastorno hipertensivo del embarazo.
En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, la doctora Margarita de la Luz Martínez Fierro expresó que en México, con el fin de promover la detección temprana de las enfermedades del embarazo y mejorar su resultado, las guías de atención prenatal se orientan a la detección y control de los factores de riesgo obstétrico y otras patologías intercurrentes del embarazo; sin embargo, los factores psicológicos no son considerados y es por ello que decidieron emprender este estudio ya que no existe otro similar a nivel nacional.
“En general, las acciones enfocadas en resolver los problemas de riesgo obstétrico en nuestro país son muy útiles, ya que cubren una gama importante de alteraciones durante el embarazo; sin embargo, en México la evaluación general de la salud mental materna no se considera durante la atención prenatal, ya que aún no existe evidencia soportada en estudios en nuestro país en donde se establezca esa asociación. Por eso, el objetivo de nuestro estudio consistió en poder evaluar la participación del estrés materno en el desarrollo de estos trastornos”.
Inclusión de área psicológica en diagnósticos prenatales
Explicó que el equipo de investigadores previamente realizó un
estudio de moléculas predictoras de preeclampsia, con la finalidad de identificar nuevos marcadores y tratamientos para la enfermedad; en este proyecto, el grupo evaluó biomarcadores genómicos, transcriptómicos y proteómicos; sin embargo, para complementar sus hallazgos consideraron incluir el área psicológica y social.
“El estudio integral de una patología no está completo si no se consideran los factores de riesgo potenciales, es por ello que para evaluar la parte psicológica y social, la maestra Yolanda Ortiz elaboró un perfil de las pacientes que nos permitiera evaluar cómo estaban influyendo estas en el desarrollo no solamente de preeclampsia sino de los trastornos hipertensivos del embarazo”.
Yolanda Ortiz Castro, investigadora del Laboratorio de Medicina Molecular de la UAZ, expuso que el equipo realizó una corte prospectiva en Zacatecas con 321 participantes embarazadas afiliadas al Seguro Popular, que pertenece al Sistema de Servicios de Salud a nivel nacional.
Los criterios para el diagnóstico y sus subclasificaciones fueron establecidos por el grupo de investigadores de acuerdo con las directrices de la Sociedad Internacional para el Estudio de la Hipertensión en el Embarazo. Todos estos datos y los resultados del estudio fueron publicados en la revista científica Journal of Obstetrics and Gynaecology en 2017, bajo el
título de Maternal distress and the development of hypertensive disorders of pregnancy.
“El estudio se enfocó en todas las mujeres embarazadas que acudieron al Centro de Salud José Castro Villagrana con edades gestacionales menores a 20 semanas para la realización de los procedimientos generales de control prenatal de acuerdo con la norma mexicana —Norma Oficial Mexicana NOM-007-SSA2-1993—, durante el periodo de noviembre de 2011 y enero de 2014. Aquellas pacientes que presentaron enfermedades subyacentes o la presencia de otras condiciones del embarazo diferentes a los trastornos hipertensivos fueron excluidas del estudio”.
Jefas de familia en condiciones de estrés
Ortiz Castro indicó que mediante este instrumento se evaluó el estado mental —saludable— y la aparición de síntomas agudos y crónicos de angustia en tres subescalas interpretadas como los síntomas somáticos, ansiedad e insomnio y disfunción social.
La doctora Margarita Martínez especificó que 19.3 por ciento de las pacientes que participaron en el estudio fueron mujeres solteras y jefas de familia, dato relacionado con el flujo de migración elevado entre varones de Zacatecas, quienes se han ido del país en busca de mejorar su situación económica.
“Dentro de los datos generales de la población que estudiamos pudimos identificar que para 45 por ciento de las mujeres que participaron en el estudio, este era su primer embarazo y que 40 por ciento vivía en unión libre con su pareja; lo anterior, aunado al porcentaje de mujeres embarazadas solteras, nos indica que cerca de 60 por ciento de las mujeres embarazadas no contaba con un vínculo marital formalizado por la vía legal. Por otro lado, de las 321 pacientes, alrededor de 20 desarrollaron un trastorno hipertensivo del embarazo. De las mujeres con embarazos saludables y sin complicaciones solo 6.6 por ciento tenía una condición estresante; pero de entre quienes desarrollaron algún trastorno hipertensivo, cerca de 50 por ciento tenía esa condición. Eso nos hace concluir que efectivamente existe una diferencia significativa entre la presencia de estrés durante el embarazo y el desarrollo de trastornos hipertensivos del embarazo”.
Destacó que aunque este factor psicológico y social comúnmente no se incluye dentro de los controles prenatales, este equipo propone, dentro de su reporte de investigación, incluirlo dentro de los procedimientos que se realizan a este tipo de pacientes en hospitales y centros de salud.
“Decidimos aplicar un cuestionario debido a que no es un procedimiento costoso y que, en caso de implementarse en hospitales o centros de salud, no requeriría una gran inversión, comparado con los gastos de los tratamientos requeridos cuando ya se han desarrollado dichas enfermedades”.
Factores psicológicos para la prevención
La doctora Idalia Garza Veloz, miembro nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (
SNI), indicó que con estas evaluaciones, el equipo de investigadores ha concluido que al identificar la presencia de estrés en el embarazo se puede cubrir una parte importante a nivel de prevención de trastornos hipertensivos.
“Con la identificación de factores psicológicos, podríamos identificar de manera temprana a aquellas mujeres que son susceptibles al desarrollo de un trastorno hipertensivo del embarazo a un bajo costo y, por ende, podríamos aspirar a la aplicación de un tratamiento oportuno, impactando con ello la salud materna y perinatal. Actuar a nivel de la prevención, es lo ideal; no decimos que el factor psicológico sea más importante o menos que el resto de los factores involucrados en la enfermedad pero, sin duda, podemos asegurar que es una herramienta predictora de riesgo muy útil que contribuye a aumentar el conocimiento actual de las mismas y que debe considerarse en futuras investigaciones”, finalizó.