Agencias
Oaxaca.-Entre la tarde y noche del 2 de octubre de 1968, los disparos anunciaban el fin, el fin de la vida como la conocíamos en México.
Nunca antes en nuestro país se había registrado una revolución estudiantil, correr, tropezar con el cuerpo del compañero caído, los hombres con un paño blanco en el puño, el Ejército con su más alto nivel de violencia, nadie sabía qué estaba pasando, solo aquellos que morían a poco en la Plaza de las Tres Culturas, Tlatelolco.
Como una noche triste, el 2 de octubre jamás se olvida, no en la memoria colectiva, no en los personajes que aquel año dejaron su vida en el antiguo centro de sacrificios prehispánico, que cada cierto tiempo reclama su tributo.
Tras meses de confrontación entre los estudiantes de la educación media y superior, en México había un rastro de sangre que se consumó cuando el gobierno no pudo detener las protestas de los estudiantes que buscaban que la policía no los reprimiera.
Ante el fracaso de las negociaciones, la noche del 2 de octubre de 1968, el gobierno del presidente Gustavo Díaz Ordaz ordenó que los jóvenes que se manifestarían en la Plaza de las Tres Culturas fueran reprimidos.
Los hechos
El 2 de octubre de 1968, se realizaba en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, una gran manifestación estudiantil en demanda de mayor libertad de expresión, a unas cuantas semanas de que se celebraran en México los Juegos Olímpicos.
La tarde del 2 de octubre miles de estudiantes se reunieron en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco. Mientras tanto, miembros del Batallón Olimpia se infiltraban entre los civiles; el ejército vigilaba a lo lejos.
Justo cuando se iniciaba el mitin, una bengala surcó el aire, lo que, dicen los testimonios, fue la señal para que el Ejército Mexicano empezara a disparar contra la multitud.
También dispararon sus armas los integrantes de la “famosa Brigada Blanca”, vestidos éstos de civil, pero identificados por portar un guante blanco como distintivo.
Muchos manifestantes lograron escapar, refugiándose en los edificios que circundan la plaza, sin embargo, el ejército no se detuvo e irrumpió en los departamentos de la Unidad Tlatelolco para capturar a los estudiantes.
De acuerdo a Paco Ignacio Taibo II, quien en 1993 encabezó una Comisión de la Verdad sobre estos sucesos, en esa “trágica” tarde fueron disparados 15 mil proyectiles y hubo 300 muertos,además de 700 heridos y cinco mil estudiantes detenidos.
Según el periodista e investigador, participaron ocho mil militares de varios cuerpos destacados en la acción, 300 medios armados entre tanques, medios blindados y jeeps con ametralladoras. Todo esto para reprimir una manifestación pacífica.
La cifra total, según medios locales, fue de entre 300 y 500 personas muertas a manos de las fuerzas policiales de México; sin embargo, otras fuentes aseguran que las estadísticas exactas de fallecidos nunca salieron a la luz.
En 1968, México era gobernado por Gustavo Díaz Ordaz, mientras que Luis Echeverría Álvarez fungía como secretario de Gobernación, quienes nunca pudieron explicar de forma clara y veraz esos acontecimientos.
Desde entonces y hasta el último presidente de filiación priísta, Ernesto Zedillo, el gobierno permaneció en silencio ante estos hechos, que afectaron a los movimientos sociales de estudiantes y de trabajadores.