Oaxaca.-Kiff Slemmons lleva casi dos décadas utilizando el papel de fibras naturales como material para realizar joyería, en este tiempo su objetivo ha sido expandir las ideas alrededor del papel, la joyería y el arte.
Por Francisco Toledo la diseñadora de joyas llegó al taller Arte Papel Vista Hermosa (en ese momento llamado Taller Arte Papel Oaxaca) el cual hasta la fecha continúa reproduciendo los diseños de joyería que Slemmons creó, y como parte de la celebración del XX Aniversario del taller el Centro de las Artes de San Agustín (CaSa) exhibe una serie de estos diseños.
Este 30 de septiembre es el último día de la exposición “Joyería cuadernos y papalotes” de Kiff Slemmons, Arte Papel Vista Hermosa y artistas invitados”, donde se pueden apreciar las creaciones de distintos artistas que han trabajado de cerca con el taller Arte Papel Vista Hermosa.
La diseñadora ha expuesto su diseño en joyería de papel en distintos espacios, y en el 2007 Slemmons mostró su arte en el Chicago Cultural Center que se llamó “Orgullo en Papel: Arte Papel Oaxaca & Kiff Slemmons”.
En entrevista Slemmons platicó que ahí quería mostrar lo que es posible hacer con el papel. “Mucha gente aún piensa que la joyería no es un arte. Muchos piensan que está por debajo de la artesanía. Yo estaba interesada en abrir el panorama de la joyería, y presentar el papel como material digno de hacer joyería. También me interesaba expandir la idea de la belleza, una de las principales característica de la joyería”.
Slemmons consideró que “el papel hecho a mano es valioso no solo por su belleza física sino también por sus posibilidades metafóricas; especialmente en México, donde el papel se usaba para registrar la historia, indicando una cultura avanzada”.
“La comunidad joyera, en Estados Unidos, criticó que yo no hiciera todo el trabajo, que estuviera asistida por el taller. Yo no entendía cómo podían criticar eso. Solo tenemos que estudiar el Renacimiento para saber que los artistas comúnmente trabajaban en grupos. La gente tiene muchos prejuicios y a mí me gusta contrarrestar suposiciones”.
Algunos miembros de la comunidad joyera decían que el trabajo de Slemmons con el papel era una regresión. No lo valoraban. Sobre todo porque sentían que el papel tenía cualidades efímeras.
“Existe una idea errónea de que el papel es frágil. ¿Cómo es posible no creer que el papel tenga un gran valor si es el lugar donde se escribe la poesía? La tradición judía entiende esto: no permite quemar un papel que tenga referencias poéticas o sagradas; el papel debe ser enterrado”.
Slemmons recordó cómo se acercó a este material que se produce en San Agustín, Etla. A la creadora el taller le recordaba al trabajo de su padre, quien tenía varios pequeños periódicos en Iowa. “Él imprimía con una imprenta manual, sus materiales de trabajo eran el papel, la tinta y el metal de las tipografías que se utilizaban en las máquinas de linotipo”.
“Toledo me preguntó si yo estaba interesada en trabajar en el taller. En ese momento, yo solamente trabajaba joyería en metal así que contesté: Por supuesto, pero no sé nada acerca del papel, ni siquiera cómo hacerlo, él respondió: bueno, eso no importa, si te gusta simplemente puedes trabajar ahí por un rato y con el tiempo, si llegaras a crear algo que los trabajadores pudieran reproducir, entonces eso sería valioso”.
En ese momento la diseñadora pensó en que no sería posible, ya que a ella no le gustaba reproducir sus piezas, sin embargo aceptó que esa conversación con el maestro Toledo plantó una semilla en ella.
“Me sentí responsable de intentar hacer algo. Sabía cómo hacer joyería así que pensé que esa habilidad podría guiarme, trabajé por varias semanas y, como era algo nuevo, los diseños eran muy simples y eso ayudó a que fueran fáciles de reproducir”.
En el año 2000 Toledo le propuso que hiciera una exposición, ya que quería que la gente se enterara de lo que estaba pasando en el taller. “En ese momento nos estábamos hospedando en un hotel que apenas se había inaugurado. Y los huéspedes me ayudaron a cortar las piezas para que hubiera suficiente material para la muestra en el IAGO”.
“Me gustó la inmediatez de la exposición y que las personas pudieran ver lo que estaba sucediendo en el taller. Todo eso desencadenó una manera de trabajar que ha continuado”, subrayó Slemmons.
Al año siguiente la diseñadora regresó y regaló sus diseños de joyería al taller. Y cada que regresaba, pensaba en otros diseños que podía hacer con ellos.
“Fue muy enriquecedor trabajar de una manera tan diferente a la que yo estaba acostumbrada, ellos elegían qué reproducir y también decidían los precios a los que se venderían. Yo no quería estar involucrada en la parte económica del negocio,
no quería que mi trabajo en el taller fuera en relación al dinero que yo pudiera ganar, ni que se convirtiera en una marca de otro país. Sentía que lo que estaba dando era recíproco porque México había sido muy generoso conmigo y con el arte”.
La diseñadora señaló que el papel sigue siendo significativo y celebra que siga siendo una parte importante de su experiencia cultural.
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