Oaxaca.-Con una mirada al coleccionismo inglés de arte clásico, símbolo de las aspiraciones e ideología del llamado “Siglo de las luces”, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) cierra un exitoso año de exposiciones. Mediante muestras de carácter nacional e internacional de gran calidad, la institución logró proyectar lo mejor de México dentro y fuera de sus fronteras, para el disfrute y conocimiento de los más diversos públicos.
Belleza y virtud. Coleccionismo inglés de arte clásico. Siglo XVIII, que abrió sus puertas hace unos días y permanecerá hasta finales de abril de 2019 en el Museo Nacional de Antropología (MNA), es el colofón de una variopinta escena expositiva. La magna muestra está conformada por una colección de 112 esculturas clásicas de los siglos IV a.C. al III d.C., y neoclásicas del siglo XVIII, además de pinturas y artes decorativas.
La exhibición evoca los valores de la República Romana como emblema de los ideales políticos de la Inglaterra de esa última centuria, a través de una colección única compuesta por acervos los museos nacionales de Liverpool: World Museum, Walker Art Gallery y Lady Lever Art Gallery, así como Castle Howard y el British Museum. También incluye piezas procedentes de la Antigua Academia de San Carlos, del Museo Nacional de las Culturas del Mundo y del Museo Soumaya.
Este 2018, el INAH contribuyó en el montaje de la primera magna muestra dedicada a una cultura milenaria: Mixtecos. Ñuu Dzahui, Señores de la lluvia, en Palacio Nacional, para revelar la belleza y heterogeneidad cultural del “pueblo de la lluvia”, a partir de antiguos testimonios y sus manifestaciones artísticas contemporáneas.
Por vez primera, con su ajuar completo desde que fuera descubierta en 1994 en el Templo XIII de Palenque, la Reina Roja se convirtió en una de las protagonistas de Golden kingdoms, que se presentó en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, Estados Unidos.
La recreación del entierro de la dignataria maya llegó posteriormente a los museos del Templo Mayor y al Regional de Chiapas, en México, bajo el título La Reina Roja. El viaje al Xibalbá. La exposición mostró la máscara facial de malaquita y su collar, y otros elementos recientemente restaurados: el tocado de Chaac (formado por 103 teselas de jadeíta, 14 piezas de concha y 37 pequeños fragmentos de caliza), el k’ub o pectoral, la diadema doble frontal, un par de orejeras y una valva de Spondylus, en cuyo interior se encuentra una figurilla de piedra caliza, posible retrato de la señora Tz’ak-b’u Ajaw.
Otra pieza emblemática de la cultura maya que volvió a casa fue la Máscara de Calakmul. El impresionante mosaicoque cubrió el rostro de un gobernante aún no identificado, ocupa una sala permanente en su sede: el Museo de Arquitectura Maya, Baluarte de la Soledad, en la ciudad de Campeche. El espacio fue renovado para mostrar múltiples lecturas en torno a este rostro de jade manufacturado hace más de mil 200 años, entre 660 y 750 d.C.
En esa misma tesitura, el Museo Regional de Antropología, Palacio Cantón, en Mérida, organizó la exposición Ko’olel, transformando el camino. Con 174 piezas provenientes del propio museo, de sitios como Chichén Itzá y Ek’ Balam, la Fototeca Pedro Guerra de la Facultad de Antropología de la UADY, el Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Yucatán, colecciones privadas y otros repositorios. La muestra buscó dar “nombre, rostro y apellido” a las mujeres que trazaron la historia de Yucatán, cuyos aportes habían sido silenciados.
Este 2018, varios museos regionales también celebraron aniversarios significativos. El Museo Regional Michoacano cumplió 132 años, siendo el más antiguo de los espacios museísticos adscritos al INAH. Como parte del acto conmemorativo también fue reabierta la Biblioteca “Antonio Arriaga Ochoa”, espacio actualizado en los últimos años mediante un proyecto de restauración integral iniciado en 2010 dentro del recinto.
La histórica Alhóndiga de Granaditas conmemoró 60 años como sede del Museo Regional de Guanajuato. El recinto sacó lo mejor de sus colecciones arqueológica, histórica y artística para celebrar la efeméride. La muestra rindió homenaje al antropólogo Daniel Rubín de la Borbolla y al maestro José Chávez Morado, luchador social y muralista que dejó su impronta en las paredes de este emblemático sitio.
El Museo Regional de Guadalajara festejó su primer siglo con la actualización de varios de sus espacios, entre ellos se rehabilitó el patio de petrificados y las áreas donde se exhiben Huitzilapa: prestigio y poder; Esencias, riquezas y secretos del Museo Regional de Guadalajara, 100 años custodiando el patrimonio; y De Sevilla a Guadalajara. La serie pictórica de la vida de san Francisco de Asís; además de las salas Roberto Montenegro y Siglo XX: B y C.
Bajo la idea de abrirse a otras culturas y formas de pensamiento, el INAH organizó dos importantes muestras en torno al budismo. La primera se presentó en el Museo Nacional de las Culturas del Mundo: Budismo en Asia. Arte y devoción, que ofreció una visión general de esta doctrina, surgida hace más de dos mil 500 años y con más de 500 millones de seguidores, a través de medio centenar de piezas, entre esculturas, lienzos, instrumentos musicales, platones, lámparas y un altar.
Con más de 255 mil visitantes durante sus tres meses de permanencia en el Museo Nacional de Antropología, Las huellas de Buda reunió 250 obras de extraordinaria calidad estética, procedentes en su gran mayoría del Museo de Arte del Condado de Los Ángeles, Estados Unidos, así como piezas del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York (MET), y otras más de colecciones particulares en México. Las piezas originarias de 17 países asiáticos y distribuidas en cinco núcleos temáticos, llevaron de la mano al público por la historia del fundador del Budadarma: Shakyamuni, quien hace 26 siglos puso en movimiento la rueda de sus enseñanzas.
Este mismo recinto, el MNA, consolidó su serie expositiva “Una pieza, una cultura”, con dos destacadas muestras. La primera de ellas, Xochipilli, el Señor de las Flores, desplegó la belleza de esa escultura prehispánica labrada por manos chalcas hace más de 500 años, para profundizar en la concepción del ciclo vital del pueblo mexica.
En la segunda exhibición, los visitantes tuvieron oportunidad de observar un importante documento, cuya historia se reescribió a partir de nuevos análisis: Códice Maya de México. Eslabón, fuente y testigo. El antes llamado Códice Grolier es el manuscrito legible más antiguo de América, data del periodo Posclásico Temprano (900 - 1200 d.C.), fechamiento obtenido luego de analizar sus fibras por radiocarbono.
El Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec, sacó 319 piezas de sus acervos, procedentes de la colección original del guanajuatense Ramón Alcázar Castañeda (1843-1914): vajillas de porcelana, relojes, joyería, cigarreras, cajas para tabaco, tibores, condecoraciones, medallas, monedas, abanicos, armas, dechados, costureros, baúles, pinturas y esculturas.
Del goce privado al deleite público. Colección Ramón Alcázar se organizó para conmemorar los cien años de la llegada de dicho acervo al antiguo Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía (antigua Casa de Moneda, en el Centro Histórico) y para reconocer el esfuerzo de un puñado de intelectuales y autoridades, entre los que se encontraban el pintor Jorge Enciso, los historiadores Genaro García, Luis Castillo Ledón y el presidente Venustiano Carranza, quienes lograron enriquecer el patrimonio cultural del país.
Entre las exposiciones que abrieron este 2018 y continuarán el año entrante están Lentejuelas en la noche.Bataclanas, rumberas y exóticas, 1920-1960, con la que el Museo Nacional de las Culturas del Mundo exhibe la oferta heterogénea del espectáculo nocturno que prevaleció en la Ciudad de México de mediados del siglo pasado, en especial, de la que tuvo por espacios de presentación a teatros, cabarets, centros nocturnos y salones de baile.
En el vecino Museo del Templo Mayor continuará hasta marzo venidero Piedras de fuego y agua. Turquesas y jades entre los nahuas, muestra que aborda ambos minerales como opuestos complementarios entre las deidades ígneas y las de la lluvia y la fertilidad. La colección se integra por casi 140 piezas, un centenar descubiertas en el Templo Mayor de los mexicas y el resto procedentes de sitios huastecos, chalchihuitas, mixtecos y tarascos.
Fuera de nuestras fronteras, todavía hasta el próximo 19 de enero Teotihuacan: city of water, city of fire se presenta en el Museo de Arte de Phoenix, en Arizona, Estados Unidos. Compuesta por más de 200 objetos arqueológicos, descubiertos durante las exploraciones de las pirámides del Sol, de la Luna y de la Serpiente Emplumada, la muestra examina a la Ciudad de los Dioses desde los paralelismos entre la antigua vida urbana de la Mesoamérica precolombina y las ciudades contemporáneas.
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