Oaxaca.- El Taller de Gráfica La Máquina reaparece en la escena del arte mexicano para mantener viva una tradición que nos llega desde la primera mitad del siglo XIX, donde sus grandes representantes le dieron la fama vibrante que mantiene viva a la litografía.
Reinaugura para abrir un nuevo capítulo en la historia del arte en México, uno en que tanto artistas locales, mexicanos y extranjeros participen.
Su imponente máquina Voirin de 1910, la que le da el nombre al taller, permite que los artistas exploten una mayor cantidad de colores que se pueden plasmar en el papel.
Este nuevo hogar, al lado de Santo Domingo, ha sido participe anteriormente de la escena artística oaxaqueña habiendo sido el taller del maestro Rodolfo Morales, así recibe gustosa a la máquina Voirin con su compañera manual de 1830.
El amplio espacio de la casa permite trabajar en ambas prensas y además la posibilidad de exponer la obra producida.
El taller impulsa la interacción entre el artista y el maestro impresor, diálogo que permite la diversidad de imágenes y estilos que se presentan en la galería, la cual se inaugura con obra producida en “La Máquina” y en el taller parisino “Georges, Bramsen et Clot”.
Mucho de lo que hace interesante este taller es gracias a la presencia del maestro Francisco Limón y su interés por las artes gráficas, cuya trayectoria está repleta de participaciones en talleres de distinta índole, en la que destacan el taller Hayter y el de Bramsen, ambos en París; con su experiencia adquirida en ambos permitió que a su regreso a México participara en la creación y co-fundación de talleres de gráfica en México, sobre todo en Oaxaca de los que sobresalen el TAGA, Taller de Gráfica Actual (ahora La Curtiduría) con Demián Flores y La Huella Gráfica con Alejandro Santiago, en los que compartió sus conocimientos y enseñó una escuela que ya puede considerarse propia; ahora con “La Máquina” llega al punto más alto de su carrera como fundador de talleres, gracias en parte a la máquina Voirin que hasta hace poco no había en México.
Francisco Limón, pionero como pocos, tiene como convicción mezclar jóvenes artistas con artistas reconocidos de la escena, lo que desenlaza una magnífica mezcla de colores y estilos que se presentan en la galería. Así, La Máquina se ha convertido en un espacio cultural además de un taller. Todo artista que quiera participar en “La Máquina” es bienvenido, el arte es una actividad propia de muchos.