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Ciudad de México.- A tres años de la detención arbitraria, privación de libertad y tortura que sufrió Reyna Gómez Solórzano ( víctima de violencia que por defender su vida mató a su agresor) de parte de elementos policiales en Chetumal, Quintana Roo, la Fiscalía General del estado la reconoció como víctima y realizó una disculpa pública.
El caso de Reyna ha sido mediático desde que organizaciones como el Observatorio de Violencia Social y Género en Campeche (OVSyG) lo retomaron, debido a lo ejemplar que es para la discriminación y estigmatización de mujeres en el sistema de justicia.
Reyna es originaria de Belice, migrante, no sabe leer y cuando fue detenida apenas hablaba español, carece de acta de nacimiento, por lo que el Ministerio Público la llamó así. En 2015, se defendió de su pareja, quien la agredió con cuchillo, y en el forcejeo lo hirió de muerte. Por esta razón fue detenida por miembros de la policía del estado. Sin saber leer o hablar español de manera fluida para dar una declaración, fue torturada, golpeada y privada de su libertad por 48 horas.
En 2016 fue sentenciada a 25 años de prisión por el delito de homicidio doloso contra su ex pareja, pero organizaciones de mujeres, entre ellas el OVSyG, interpusieron una apelación, ya que el juez desde un principio dijo que la legítima defensa “no existía”, no aplicó la perspectiva de género y la encarceló al dictaminar que “justo ese día su vida no corría peligro”.
Siete meses después se pudo comprobar que era inocente y evidenciar que ella no era una “asesina”, sino una víctima. El día de ayer, tras una recomendación de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Quintana Roo (CDHEQROO), emitida en 2016, el vicefiscal de la zona sur Víctor Rafael Matos Leal, en representación del titular Miguel Ángel Pech Cen, ofreció una disculpa pública.
La Fiscalía General reconoció a Gómez Solórzano “su carácter de víctima y con ello, su derecho legítimo a la reparación del daño que dichos actos le ocasionaron”, como escribió en el boletín oficial. La disculpa pública se refirió a la detención arbitraria y los maltratos físicos, atribuidos a la Policía Ministerial del estado.
Reyna Gómez por su parte, aprovechó la disculpa pública para dar un discurso en nombre de mujeres que aún están en la prisión “por hechos en los que se vieron obligadas por la amenaza a sus propias vidas o las de sus hijos.”
“Cuando violan nuestros derechos humanos se siente como un golpe en el corazón”, dijo, seguido por “el dolor en la dignidad que como mujer y como personas tenemos. No importa si se fue víctima o se presume que se cometió un delito, ser mujer ya implica afrontar cualquier situación en desventaja en las que es posible que nuestros derechos humanos sean vulnerados.”
“Se culpa a las mujeres de tolerar la violencia de sus parejas. Se culpa a las mujeres si no se defienden. Se culpa a las mujeres si se defienden”, pronunció Gómez y concluyó que ser mujer, ser pobre, ser migrante “puede ser suficiente para que se culpe de cualquier cosa, aun cuando se haya sido víctima de violencia y se haya actuado en defensa propia.”
Terminó su discurso recalcando que se sintió afortunada de contar con el apoyo de personas y organizaciones de la sociedad civil que se sumaron a su defensa. Al mismo tiempo dijo que la justicia que ella vivió, la “deben aún a muchas mujeres cuyos nombres y casos permanecen anónimos, víctimas de la violencia en sus casas y de la violenta indiferencia de la sociedad que las abandona en las cárceles.”
Por lo tanto, enfatizó que sueña que “un día, el acceso a la justicia nos alcance a todas las mujeres.”
Para la periodista y fundadora del OVSyG, Argentina Casanova, la disculpa pública fue un acto de justicia y reconocimiento que se otorgó a Reyna por estar sometida a la detención arbitraria, maltrato y falta de debido proceso.
Calificó como “excepcional” que la Fiscalía de Quintana Roo haya dado la disculpa pública, al considerar que “ha habido algunos antecedentes, pero para los estados es algo poco usual”. Sin embargo, atribuye el acto público a la presión que se ha ejercido por medios de comunicación y la sociedad civil, en conjunto con la recomendación de la CDHEQROO.
En entrevista con Cimacnoticias, Reyna lamentó que sólo habían asistido las suplentes de las instituciones estatales como la Fiscalía General, la Comisión de Atención a Víctimas (CEAV), y la Comisión de Derechos Humanos y que muchas de las personas invitadas no habían llegado.
“Yo quería que ellos conocieran la verdad” –dijo- de cómo fue torturada y cuáles han sido los efectos físicos y psicológicos que ella sufre hoy. Se mostró especialmente decepcionada que no llegó la Comisionada de la CEAV estatal, Karla Patricia Rivero González.
“Se esquiva mucho”, dijo Gómez, y agregó que espera que sí la indemnicen por el daño que vivió, aunque dijo, “ya voy por tres años, y no han dicho nada”.
Narró que por la tortura que sufrió por parte de custodias y policías, quedaron mal sus brazos, ojos y espalda, y que por eso no encuentra trabajo y que no ha recibido por parte de la CEAV alguna ayuda para sus tratamientos médicos, por el contrario, la han hecho esperar. “Resulta que ahora me piden mi pasaporte, pero para detenerme y torturarme no necesitaron pasaporte”, concluyó.
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