Pot Frida Guerrera
Oaxaca.-San Juan Ixhuatepec en Tlalnepantla de Baz, Estado de México, es uno de esos lugares que me inspiran temor, tan solo al pasar cerca, cuando tomo rumbo a Indios Verdes, una de las estaciones del metro con mayor afluencia ya en la CdMx. ahí convergen decenas de personas del Estado de México todos los días, algunas como yo todavía recordamos porque fue conocido dicho lugar, el 19 de noviembre de 1984, el cielo se tiñó de rojo, una gran explosión producida por una de las gaseras que aún permanecen en este lugar, le arrancó de tajo la vida a miles de personas que aún estaban en sus camas o quienes se disponían a salir a trabajar.
Hasta ese lugar llegamos una vez más acudiendo al llamado de justicia, ahora de los hermanos e hijos de Brenda y Herminia. Su hogar encañado en una de las múltiples colonias que visten de techos y luces los cerros de la zona conurbada entre el Estado de México y La capital de este México ensangrentado. La morada, una casa llena de cuartos donde viven familias que rentan, este era el lugar que Herminia Mendoza Pérez y su esposo habían elegido para formar su hogar, ambos originarios del Estado de Veracruz, padres de cuatro hijos, tres mujeres y un hombre, quienes con mucho trabajo han logrado salir adelante.
Brenda Velazquez Mendoza, era la tercera hija de la pareja acababa de cumplir 24 años, era madre de dos pequeñas de cuatro y dos años.
En 2016, Brenda denunció a quien era su pareja y padre de sus hijas, luego de que por celos apuñalará a la joven madre, acudió como todas las mujeres que buscan respuestas ante la violencia intrafamiliar que padecen con sus parejas a poner denuncia. La enviaron a la Agencia Especializada en Violencia Familiar, Sexual y de Género. (AMPEVIS) de Tlalnepantla, estuvo resguardada unos meses, finalmente al no obtener castigo el sujeto, y porque el albergue sólo era transitorio Brenda, salió del lugar. Sin justicia.
Fue en 2013 que conoció a Juan de Dios. Un sujeto que para su familia y la mayoría de los vecinos de la colonia era desagradable, nada tenía que ver con Brenda quien se caracterizaba por ser una mujer muy cariñosa, amable, de un temperamento tranquilo, “de todas era la más relajada”, recuerdan sus hermanas y su hermano mayor. “Cuando empezó a salir con él le cuestionamos y la regañamos, por qué andaba con el si es un marihuano” me comentan.
Después de aquella denuncia Brenda, regresó a vivir con Juan de Dios, sus hermanas la reprimieron una vez más, sin embargo, uno de sus defectos era que todo se lo callaba, “Lo que sí nos dijo fue que Juan de Dios, la había amenazado con lastimar a las niñas, creemos que por eso seguía con él”.
El 7 de agosto de 2018, Herminia la madre de Brenda fue operada de la matriz, esto llevó a la joven madre a acudir al cuidado de su mamá, “siempre estaban juntas, mi mamita, siempre estaba preocupada por su hija, porque decía que de todas era la única que no estaba estable, y a mamita le angustiaba la relación con Juan de Dios” Rememoran sus hermanas.
Brenda acudió a cuidar a su madre, se llevaba con ella a sus dos pequeñas por quienes daba la vida, Juan de Dios, estuvo algunos días en casa de su suegra, sin embargo, la dueña de la casa le pidió a Herminia el 24 de agosto, que el sujeto no se quedará en el lugar, ya que todo el tiempo estaba ahí y hacía mucho ruido.
Brenda ya no soportaba estar con Juan de Dios, sin embargo, la sentencia del sujeto la obligaba a permanecer a su lado, “ Si me dejas mató a tus papás, a tus hermanas, tu hermano y a las niñas”. Eran las palabras que constantemente escuchaba la joven mujer. “Ante la falta de respuesta en aquella ocasión que lo denunció y que le hizo saber a las autoridades que la amenazaba con las niñas, mi hermanita no sabía qué hacer, cómo alejarse de él”. Detalla una de las hermanas.
El 25 de agosto, Brenda se encontraba lavando ropa, en el diminuto patio de la casa, Herminia estaba sentada acompañándola y viendo jugar a su nietas, quienes también acompañaban a su mami, eran aproximadamente la cinco de la tarde de ese sábado, afuera las vecinas iban y venían muchas vieron llegar a Juan de Dios a quien le temían porque era el que regularmente las asaltaba, el sujeto subió las mismas escaleras que nosotros caminamos, empezó una pelea con Brenda, Herminia de 42 años y vulnerable por su operación intentó defenderla, sin miramientos Juan de Dios, apuñaló a Herminia, Brenda intentó ahora defender a su madre, el desquiciado arremetió contra la madre de sus hijas, las niñas fueron testigos de como su papá Juan de Dios, lastimaba a su madre y abuela. Una de las hermanas escuchó y salió,
“yo grité, el regresó y le dio una puñalada más a mi mamita, tuve miedo y me metí al cuarto, entonces se marchó”. Al salir la temerosa mujer empezó a tocarlas, ninguna respondió. Ya les había arrancado la vida.
Mucha gente fue testigo de lo que sucedió, llegó la policia empezaron a buscarlo pero el ya no estaba, un vecino intentó detenerlo pero la bestia lo atacó con el arma, nadie ha querido atestiguar por el miedo que el sujeto les inspira, “ se atrevió a asesinar a dos mujeres a plena luz del día es capaz de asesinar a cualquiera” son los comentarios que se escuchan entre los vecinos.
La Fiscalia del Estado de México, no ha girado la orden de aprehensión, Juan de Dios, sigue libre, sin temor a ser detenido y sigue amparado en la impunidad que toda su vida lo ha caracterizado.
Las hijas de Brenda, tienen constantes pesadillas de lo que vieron, las hermanas e hijas de estas mujeres víctimas que se quedaron en la invisibilidad porque ningún medio tuvo la información para documentar tan atroz y deleznable crimen, lloran en silencio.
En diferentes ocasiones les han corregido errores en la carpeta lo que ha dilatado la búsqueda del asesino. Juan de Dios, sigue acechando, agazapado esperando el momento de atacar a la familia y arrebatarles a las pequeñas. La familia de Brenda y Herminia no pueden alejarse del lugar que aún huele a sangre, aquel pequeño patio que fue testigo de cómo un sujeto con todo el cinismo y sin importarle nada les arrebató a dos de sus mujeres. Intentaron irse de San Juan Ixhuatepec, por miedo, sin embargo, la necesidad y llenos de dolor, decidieron continuar, “No podemos dejar las cosas así, mi mami y mi hermana merecen justicia y la vamos a encontrar.
Ese 8 de septiembre de 2018, que acudimos a su hogar, pude oler la sangre que se derramó por la decisión de un sujeto al que se le hizo fácil hacerlo, la casa es una gran loza que pesa, donde Herminia, ya no cocina, ni espanta a las moscas a las que detestaba, un altar con las fotos de ambas acompañan el pequeño cuarto verde agua, la mesa y algunos bancos son testigos de aquella charla de dolor donde Julio, Celena y Alma me hacen saber que no creen en la justicia, donde la vida continúa y, nos convertimos en extraños ante los ojos de muchos. Que vieron llegar e irse a Juan de Dios aquel 25 de agosto, y quienes hoy tienen temor de hablar ante la impunidad con la que se mueve un asesino.
Cuando creo que he narrado la historia más triste, llega algo que me hace saber que la barbarie, la saña, y el odio todos los días crece, en contra de quienes solo buscan vivir, sobrevivir a este país del dolor, la marginación y la injusticia.
octubre 2018.
Eres madre, padre, hermana, hermano, hija, hijo. De una mujer víctima de feminicidio, desaparición, o intento de feminicidio búscame, ayúdame a visualizarlas y contar su historia. Voces de la Ausencia.
@FridaGuerrera
fridaguerrera@gmail.com