Oaxaca.-La PROFEPA recupera un promedio de 2,200 huevos de tortugas marinas de la especie Golfina, en el Santuario de la Playa Escobilla, municipio de María Tonameca, Oaxaca, que estaban en dos costales y una bolsa de nylon. Cabe señalar que en el momento de la recuperación de los huevos, no se encontró ningún responsable en el lugar. Los hechos ocurrieron durante el Operativo de Protección a la Tortuga Marina en playas del estado de Oaxaca. El personal de la PROFEPA y elementos de la Secretaría de Marina (SEMAR) detectaron en Playa Escobilla dos costales y una bolsa de asa, por lo que al hacer la revisión de las mismas, se constató la existencia de 2,200 huevos de tortuga de la especie Golfina (Lepidochelys olivácea), que presumiblemente llevaban varias horas fuera del nido, por lo que se les dio destino final en la playa donde se encontraron mediante el entierro total. Las acciones de vigilancia que se realizan a lo largo de la citada playa de anidación, tienen la finalidad de garantizar el cumplimiento de la Legislación Ambiental aplicable a la protección y conservación de las tortugas marinas, las cuales se encuentran enlistadas en la NOM-059-SEMARNAT-2010, en la categoría de En Peligro de Extinción (P).                                                                                A pesar de que Lepidochelys olivacea es la especie de tortuga marina más abundante en el mundo, es también una de las que mayor peligro de extinción enfrenta, al encontrarse en estado “Vulnerable” según la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, aunque en otras regiones se le considera en peligro crítico de extinción. Los registros indican que existen cerca de 800,000 hembras con capacidad de anidar, pero el número de individuos está reduciéndose rápidamente. Sus amenazas están bien reconocidas. En muchas partes del mundo los huevos se comercializan como productos afrodisíacos y la carne se vende ofreciéndola como un manjar exótico. Las redes de pesca olvidadas, la pesca de arrastre y la contaminación llegan a afectar su ciclo de vida natural y su salud, y la iluminación artificial de las playas puede perturbarlas y afectar su sentido de la orientación; en este último caso, si su camino hacia el mar se hace más lento los depredadores naturales tienen mayor oportunidad de cazarlas.