Oaxaca.-Académicos, investigadores y analistas coincidieron en que los resultados del proceso electoral del pasado 1 de julio, son un punto de quiebre en la dinámica del sistema de partidos en México.
Durante la mesa de debate “Reconfiguración interna de los partidos y del sistema partidista” que se realizó en la Escuela Libre de Derecho, la profesora-investigadora del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), Joy Langston, consideró que lo sucedido en las pasadas elecciones “no es nada más un giro a la izquierda, sino un colapso de por lo menos dos de los tres institutos políticos-partidistas grandes del sistema de partidos mexicanos”.
En contraste, durante su intervención, Juan Cruz Olmeda, profesor-investigador del Centro de Estudios Internaciones del Colegio de México (Colmex) señaló que es temprano para hablar de un colapso del sistema de partidos.
Sin embargo, explicó que hay señales y acontecimientos que deben seguirse para identificar la ruta del desarrollo político nacional y para el que ve dos caminos: la reconfiguración de los partidos políticos tradicionales o el futuro colapso del sistema de partidos.
Puntualizó que algunas características del sistema mexicano que pueden hacer realidad el escenario de reconfiguración partidista es que los costos de entrada y permanencia en el sistema de partidos siguen siendo altos, asimismo, identificó, la presencia de gobernadores de los partidos de oposición quienes pueden ser el origen de la reconstrucción de su fuerza.
Al compartir los elementos que podrían trazar un escenario de colapso, destacó la posibilidad de que los partidos políticos disminuidos en esta elección no logren detener la pérdida de legitimidad que enfrentan. Otro elemento a considerar es la falta de vínculo de los partidos con la población y el crecimiento del número de personas que se declara independiente y no se adhiere a ningún instituto.
Finalmente, comentó que será fundamental dar seguimiento a la evolución del partido Morena hacia su posible institucionalización como partido político, o a la posibilidad de que continúe concibiéndose como movimiento.
Al hacer uso de la palabra, Cornelio Martínez, investigador del Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República, coincidió en que los resultados de las elecciones del 1 de julio tienen una traducción en la representación y conformación de las cámaras del Congreso.
El investigador detalló que, en el Congreso, la oposición casi nada puede hacer frente a las decisiones que requieren de mayoría simple, y muy poco frente a las que requieren la mayoría de dos tercios.
Ejemplificó que, en el caso probable de que se quisiera frenar una reforma constitucional, se va a requerir que en la Cámara de Diputados se junten, al menos, 4 de los 5 partidos de oposición, y en el Senado 3 de 5, para ser un contrapeso del partido mayoritario.
En su tuno, José Ramón Narváez, investigador del Escuela Judicial Electoral del TEPJF, señaló que, en este escenario de cambios políticos, ve de una manera positiva que las candidaturas independientes tengan cada vez mayor participación.
Compartió con los asistentes que, en esta elección, “la candidatura de Marichuy es signo de que sí puede haber propuestas totalmente distintas y plurales que alcancen un espacio y vía de manifestarse”. Por ello, llamó a empezar a socializar el ejercicio de la política.