Oaxaca.- Cada año son asesinados unos 70 mil millones de animales para consumo humano, diez veces más que el número de habitantes del planeta y aun cuando la producción de carne es una de las causas principales de la emanación de gases de efecto invernadero a la atmósfera, las recomendaciones para detener el calentamiento global no incluyen evitar el consumo de ese alimento, afirmó Israel Arreola Toiber.
De acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, más de 98 por ciento de los casos de tortura animal encuentra la raíz en los procesos industriales de los alimentos, que implican que la vida de ciertas especies transcurra sin ver la luz solar o sin desplegar sus alas o ser reproducidas de manera artificial, alterando su crecimiento y aun provocando la muerte con hormonas o químicos nocivos, subrayó el director de la organización internacional Animal Naturalis.
Como parte de la Semana por el Descrecimiento, organizada por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y celebrada en el Pasaje Zócalo Pino Suárez, el activista de los derechos animales instó a reducir el consumo de carne, leche y huevo que provocan enfermedades crónico-degenerativas que tienen a la población en crisis de salud.
El acuerdo entre Estados y transnacionales se remonta a 1950, al emplearse la proteína animal como mecanismo de control, en México por ejemplo, el gobierno inició una campaña para sustituir la dieta basada en maíz, frijol, chile y pulque, asegurando su insuficiencia nutrimental y sustituyéndola por leche, huevo y carne, aunque esta última muy poco accesible para los sectores populares.
Todo esto a pesar de haberse comprobado que más de 75 por ciento de la población era intolerante a la lactosa, sin embargo 20 años más tarde el campo se había ganaderizado por completo, adoptando patrones de producción y consumo de proteína animal en forma masiva y altamente costosa a nivel económico, pero sobre todo ambiental.
Entre 1980 y 2006 la superficie cosechada para forraje de ganado creció 1,500 por ciento mientras que la superficie destinada a su crianza aumentó 480 por ciento, dándose una explosión en la utilización de las tierras para engordar ganado, en detrimento destinadas para alimentar a los habitantes, “adiós milpas, hortalizas y producción de vegetales”.
Al ofrecer la ponencia Derechos animales, veganismo y descrecimiento dijo que la superficie utilizada para pastos y forrajes representa 40 por ciento de la superficie agrícola de México y más de la mitad de los alimentos se utilizan para engordar ganado, cuando hay más de 55 millones de personas en situación de pobreza, 11 millones de ellos en pobreza extrema.
En la actualidad en el mundo 70 por ciento de la superficie agrícola se destina para producir alimentos de engorda para ganado y en contraste hay 1,300 millones de personas padeciendo hambruna, es decir, la sexta parte de la población mundial.
Al ganaderizarse el campo en México se incrementó en 100 por ciento el consumo de proteínas animales, pero en oposición el consumo de fruta, verdura, maíz y frijol cayó 40 por ciento. Hoy se consume más grasa animal y menos granos básicos de alto valor proteico que fueron durante siglos la base de la alimentación del continente, añadió.
Para producir un solo kilo de carne se invierten 100 kilos de cereales, con un solo kilo de carne se alimenta a cuatro o cinco personas, pero al cocinar un kilo de cereales o granos deshidratados podría alimentarse a más de 100 personas, los que además no poseen grasas saturadas ni las toxinas de la carne alterada.
Además cada carne para hamburguesa implica que se devasten cinco metros cuadrados de selva tropical, no comer una hamburguesa equivale a guardar el auto hasta por 12 días, pero en el mundo hay más vacas que carros, lo que puede dar una idea del problema.
Las élites mundiales producen carne muy cara y poco nutritiva, y aquellos cortes selectos y nutrimentales sólo están al alcance de un muy cerrado grupo de la población. Por ello destacó la importancia de dejar ese alimento, pues los beneficios humanitarios de una nutrición basada en vegetales es que se salvan entre 100 y 200 animales cada año por cada persona que adopta una alimentación vegana.