Oaxaca.-Desde la detección del primer caso del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (sida) en Oaxaca en 1986, las amas de casa —de acuerdo a la ocupación— se sitúan el primer lugar del acumulado total de personas infectadas con el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH).
Según datos del Sistema de Vigilancia Epidemiológica de VIH y sida de los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO), hasta Octubre pasado, de un total de dos mil 651 personas infectadas con el VIH, 589 son mujeres que se dedican a las labores del hogar, cifra que pone a esta población en el primer lugar de las personas con el virus de acuerdo al trabajo que desempeñan.
Ante este panorama, desde sus inicios el Consejo Estatal para la Prevención y Control del sida (Coesida) ha impulsado el programa “Mujer y sida”.
Para dar atención especializada en materia de prevención a las mujeres oaxaqueñas, el equipo de capacitación del Consejo atiende de manera oportuna a mujeres en edad reproductiva a través de la impartición de sesiones, talleres y módulos de información que buscan sensibilizarlas en relación al cuidado de su salud, reconocimiento de sus derechos sexuales, y sobre todo, la detección temprana durante el embarazo.
Violencia y discriminación
“Yo no sabía que mi pareja tenía VIH hasta que empezó a enfermar de manera continua. Cuando discutíamos, sólo me decía que si algún día nos separábamos ya nadie me iba a querer. Cuando me enteré que estaba infectada me quería morir, vivía con miedo y deprimida porque no aceptaba mi situación, sobre todo por la preocupación del cuidado de mi hijo”, comparte en entrevista una de esas 589 amas de casa, hoy usuaria del Centro Ambulatorio para la Prevención y Atención en Sida e Infecciones de Transmisión Sexual (CAPASITS), quien fue infectada por su pareja estable.
Las mujeres son una población vulnerable debido a que por factores biológicos y culturales asumen una posición que aún las limita en la negociación del uso del condón, hecho que las coloca en una situación de mayor riesgo de contraer VIH y otras Infecciones de Transmisión Sexual.
“El apoyo de mi familia, mi hijo y del personal del CAPASITS han sido importantes para iniciar mi tratamiento y ser fuerte para tolerar que la gente que no entiende lo que vives puede llegar a ser muy grosera con quienes vivimos con el virus”, dice.
Y es que, a pesar de mantenerse en estado indetectable (con niveles mínimos del virus en la sangre), ella ha tenido que vivir la enfermedad en silencio desde hace varios años debido al estigma y discriminación que aún se vive en la sociedad.
A través de la coordinación interinstitucional con los Centros de Salud, se ha podido acceder a un gran número de mujeres que se encuentran inscritas en los programas preventivos de dichos centros para capacitarlas en materia de VIH y sida con una mirada libre de estigma y discriminación, así como lograr que cada mujer haga valer sus derechos sexuales a través de la negociación del uso del condón con su pareja.