Fortino Torrentera
Oaxaca.-Desde su adolescencia tuvo sueños recurrentes sobre el apocalipsis, imágenes que captó de manera íntima a lo largo de su vida, pero hace diez años empezó a pintar esas visiones para reunir una cantidad enorme de dibujos, diarios, historietas y pinturas que ahora integra en la serie “Los Desastres del Fin del Mundo, 3600 años y su historia”.
Es Raúl Herrera, disciplinado y libre artista que desde este viernes presenta en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO) esta serie de 12 litografías realizadas en el Taller La Máquina, en coordinación con Francisco Limón, además de dos tintas sobre papel japonés, montadas sobre bastidores.
Cada una de las piezas expuestas, no sólo muestras escenas dantescas de la destrucción y reconstrucción de la humanidad, sino que el artista hace alarde técnico y de libertad en el trazo, como un niño que dibuja bien.
Esta es la explicación que comparte el autor: “Esta serie la empecé hacer hace como diez años, pues hace muchos años cuando era adolescente tenía esa idea de que estaba viviendo el apocalipsis, pero estas visiones se agudizaron en una época en que tenía muchos sueños, cuando estaba en una academia militar y hacíamos mucho ejercicio, por lo que dormir para mí era un viajesazo.
Empecé a tener sueños lúcidos y en uno de ellos, estaba en una especie como de templo enorme con unos jóvenes que me decían que querían que pintara el tambor con la historia de cómo surgió la vida en el universo, por lo que los hice en rollos de papel.
La vida del universo en esas historias se da porque hay vida en muchos planetas, pero cuando una estrella se vuelve negra, una supernova, explota y todos los sistemas que hay ahí se dispersan y todos los cometas y rocas de planetas que tienen agua adentro traen el ADN.
Entonces estos viajan igual que los espermatozoides por millones de años y de repente pasan junto a una estrella que tiene unos cinco o diez planetas con un sistema de gravedad, cuando de pronto llega ese cometa después de dar vueltas diez mil años y ¡pum!, se queda atrapado, explota y su materia se dispersa en los diferentes planetas y de acuerdo a la cercanía del sol, se van dando diferentes formas que produce el ADN en procesos de vida. Es lo que me traía alucinando.
Siempre estuve asombrado cómo en el sueño aparecía todo y es lo que tenía que pintar en ese lugar que era dentro de la madre tierra, que era un lugar gigantesco que tenía una membrana que cubría todo un bosque y una laguna, como un invernadero pero gigantesco y me decían en el sueño que eran como burbujas de vida que habían surgido en muchos lugares del planeta ante la gran contaminación y el desastre ecológico que habíamos sufrido en el siglo XXI.
Y me decían que habían tardado 3500 años en volver a poner estos estadios, la reconstrucción de cada lugar; por lo que tuve esos sueños recurrentes en etapas diferentes e hice diarios, dibujos e historietas pero no lo hice público porque era más para divertirme, pues si bien me gusta dibujar historias, no me gusta hacerlo para otra gente.
En una época trabajé para la Editorial Era donde quería hacer una historia y me decían: tienes que hacer ahora Juárez, ahora una de la Independencia, pero no pude materializar mis historias”.
FT.- Dicen que el ideal de un buen pintor es llegar a dibujar como un niño, ¿esta serie es una proyección esa infancia y forma parte de tu trabajo y conocimiento?
“Lo que me gusta es como un chavito que si sabe dibujar. Fui abstracto muchos años, aunque al principio como estudiante de (la Academia) de San Carlos, fui pintor socialista que quería hacer una revolución desde el pincel, con los obreros y esa cosa, pero con los años tuve una secuela de sueños donde iban los tiempos cambiando, la Ciudad de México era otra ciudad, en fin eso se acabó después de que probé la cannabis.
Ya no tenía los sueños hasta que leí un texto que demuestra que te pone en un estado alfa, ya no necesitas soñar porque la vida se vuelve como un sueño, con una realidad interna y otra externa”.
FT.- ¿Te liberó haber pintado esos sueños?
“Claro que sí, por eso he hecho una cantidad increíble de cosas sobre este tema, pero no al público, ya que hago cosas del mar, de delfines o lo que sea, pero esto lo tenía en cuadernos, pero después de una caída que tuve que estuve al borde de la muerte, regresé con ganas de hacer las cosas que no había hecho porque pensaba que no eran lo suficientemente importantes o porque eran alucinaciones mías, pero con estos últimos años me doy cuenta que tenía razón. A esto se lo está llevando la chingada”.
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