Agencias
Oaxaca.-Un estudio ha encontrado que los niños que experimentan abuso físico, sexual y emocional son significativamente más propensos a intentar suicidarse en su vida adulta.
El análisis de 68 estudios realizados por psicólogos en la Universidad de Manchester y en la Universidad de South Wales en el Reino Unido mostró que los intentos de suicidio eran tres veces más probables para las personas que sufrieron abuso sexual durante su niñez.
Las personas que experimentaron abuso físico durante su niñez tenían dos veces y media más probabilidades de intentar suicidarse.
La investigación, publicada en la revista Psychological Medicine, también mostró que los niños que sufrieron abusos múltiples son cinco veces más propensos al suicidio.
Según los investigadores, a medida que las personas que experimentaron abusos durante la niñez crecen, aumenta el riesgo de intentos de suicidio.
Se encontró que las personas que no están en contacto con los médicos de salud mental están en el nivel más alto de riesgo.
Los 68 estudios se llevaron a cabo en todo el mundo, y se realizaron en alrededor de 262 mil adultos de 18 años o más, que fueron expuestos a abuso y negligencia infantil.
“Alrededor de un adulto de cada tres ha sufrido abusos cuando era niño. Este estudio nos brinda pruebas sólidas de que el abuso y la negligencia infantil están asociados con una mayor probabilidad de que corran riesgo de suicidio como adultos. Y eso tiene implicaciones importantes en la atención médica. Otros estudios han demostrado que en los EE. UU., Por ejemplo, la carga económica del maltrato infantil se estima en alrededor de USD 124 mil millones”, dice la doctora Maria Panagioti de la Universidad de Manchester, quien dirigió el equipo de investigación
“Estos hallazgos no solo brindaron una imagen clara de la conexión entre el abuso o la negligencia en la infancia y los intentos de suicidio más adelante en la vida, sino que también reconocieron que las intervenciones eficientes deberían tener un enfoque más amplio basado en la comunidad”, dijo Ioannis Angelakis, de la Universidad de Gales meridional.
con informacion de Joachim Frohlichberg