Salvador Hernández.

“Es una falla del pensamiento feminista creer que la violencia de género es un problema de hombres y mujeres”. Rita Laura Segato, feminista e investigadora.

La antropóloga continua: “El ejercicio de la crueldad sobre el cuerpo de las mujeres, pero que también se extiende a crímenes homofóbicos o trans, todas esas violencias no son otra cosa que el disciplinamiento que las fuerzas patriarcales imponen a todos los que habitamos ese margen de la política, de crímenes del patriarcado colonial moderno de alta intensidad, contra todo lo que lo desestabiliza". En esos cuerpos se escribe el mensaje aleccionador que ese capitalismo patriarcal de alta intensidad necesita imponer a toda la sociedad”.

Lo anterior, sale a colación por los últimos acontecimientos violentos, provocados principalmente por feministas radicales, tanto en la ciudad de México como en la capital oaxaqueña. Y no es para menos, en México se perpetran nueve feminicidios diariamente. Lo riesgoso es optar por la violencia, con la notoria infiltración de golpeadores profesionales, atacando periodistas con la calculada intención de voltear a los medios en contra del movimiento feminista, y de paso al gobierno de Claudia Sheiunbaum. Los periodistas al igual que las mujeres, son un gremio duramente golpead por la violencia organizada.

Asimismo, los carteles (con leyendas inquisitorias), en postes o paredes, criminalizando hombres, cuando se ignora si ya se le dictó sentencia por un juzgado penal. Esto, sin duda, causa un daño moralmente a sus familiares, de ésta manera, también se afectan a personas inocentes.

 En el ámbito internacional y nacional, las declaraciones de Donald Trump y Jair Bolsonaro; legisladores y sacerdotes, abonan con sus declaraciones esta ola de crímenes. Aunadas a la burocracia gubernamental y política mexicana.

De igual manera, la filósofa y feminista, Judith Butler señala: “Se tiene que derrotar a un movimiento político basado en el odio. Tenemos que seguir encontrando formas de oposición que no reproduzcan la violencia de aquellos a quienes nos oponemos”.

En lo particular, los “ismos”, atomizan la organización-feministas y demás grupos vulnerables y minoritarios-, dando paso al autoritarismo. Debemos buscar alianzas que conlleven a la armonía y respeto entre las preferencias de cualquier índole, y unidos, combatir a los enemigos de la comunidad y organización solidaria.

La ideología hippie, no tardará en reconstruirse victoriosa; el indigenismo, o mejor dicho, la cosmogonía originara, será plenamente reconocida -en forma natural y no institucional-, a punta de trancazos climáticos. El feminismo con todos sus matices, no puede quedarse atrás.

El divisionismo “fanático”, de “los hombres al último” sólo da pie a que los criminales tomen éstos “distractores mediáticos” para operar. Lo más sensato, es que se sentaran con las autoridades correspondientes –si gustan a puerta cerrada-, realizar estrategias y acuerdos con las diversas organizaciones o colectivos feministas, y castigar ejemplarmente a los verdaderos delincuentes.

Como anécdota, vale recordar que el 26 y 27 de febrero de 2001 se realizó una reunión regional del Foro Económico Mundial (FEM) en Cancún, Quintana Roo, donde las mujeres participaron activa y decididamente, tanto que el organismo “imperialista”, tuvo que echar atrás sus medidas económicas. Ahí, hombres y mujeres participaron “hombro a hombro”.
 Si se tiene que modificar el código penal de Oaxaca y el Federal, que los legisladores se pongan a trabajar conjuntamente con las feministas. Si las feministas tienen que integrarse a las fiscalías, Comisiones de Derechos Humanos, u otras instituciones. Y en las calles y mítines. ¡tod@s!!

Por ende, el feminismo, no debe retroceder, la misandria, ideada por el neoliberalismo machista, es una forma más de racismo y divisionismo. El antídoto: que tod@sunid@s combatamos los feminicidios, desde sus raíces.