En el juicio declaró Daniela, la única mujer identificada en la corte, quien testificó que “los seis miembros de su familia se movieron de México a Nueva York para formar parte del grupo, mucho antes de ello, Raniere había iniciado relaciones sexuales con ella, su hermana mayor Marianna y su hermana pequeña Camila”.
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Pero cuando Daniela le dijo a Raniere que se sentía atraída hacia otro hombre, él ordenó que fuera confinada a un cuarto por casi dos años, convenciendo a su familia que tenía que ser castigada porque era muy orgullosa. Al final, su padre y otro miembro de la organización la llevaron a la frontera mexicana.
Se relata en el rotativo, que el acusado escuchó impasible el veredicto. Los cargos en su contra incluyen crimen organizado, conspiración, tráfico sexual, trabajos forzados, lavado de dinero, fraude electrónico, robo de identidad y posesión de pornografía infantil.
Algunos exmiembros de la organización presentes en el juicio voltearon a ver a Raniere mientras se leía la determinación del jurado, entre ellas Catherine Oxenberg cuya hija, India, fue integrante de la organización.
Gran parte del juicio se centró en la secreta Hermandad de Mujeres (Sorority en inglés) llamada The Vow (El Voto) o Señor/Maestro de las Compañeras Obedientes, D.O.S., donde las mujeres eran marcadas con un cautín con las iniciales de Raniere, les indicaban hacer dietas hasta la inanición y eran asignadas a tener sexo con el líder del grupo.
Entre los recursos que usaban para que las mujeres accedieran a todo esto era contar con fotografías de ellas desnudas, cartas firmadas por ellas mismas donde relataban sus secretos vergonzosos, amenazándolas con revelarlos.
“En este círculo tan cercano, él era el rector de ese universo”, explicó la fiscal Moira Penza en su exposición final ante el jurado, “un jefe criminal son límites y sin control de su poder”, dijo.
Por su parte, Marc Agnifilo, uno de los abogados defensores, expuso que aun cuando Raniere estuvo envuelto en actividades sexuales que pudieran “parecer repulsivas, asquerosas y ofensivas”, eso no lo vuelve un criminal. “Ustedes posiblemente encontrarán muchas cosas acerca de él desastrosas, pero la mayor parte de ellas no son parte de los cargos”, añadió.
Otra de las integrantes de la secta describió el trato recibido de Raniere como misógino, cuando las veía comer, hacía ruidos como un cerdo –relató-, para hacerlas sentir mal. Sylvie explicó al jurado que “que realmente empecé a odiar el hecho de ser mujer”. Ella declaró que se adhirió al grupo siendo una adolescente.