Cuando el manto de la noche cubrió al Auditorio Guelaguetza las luces se apagaron para dar paso a las antorchas de fuego que recorrieron los pasillos de la Rotonda de la Azucena para anunciar el comienzo de este relato, espectáculo dancístico de luz y color que hizo estremecer los corazones de los asistentes, al narrar la trágica historia de la princesa zapoteca que murió por amor a su pueblo y que hoy en día es símbolo y emblema del Ayuntamiento de Oaxaca de Juárez.
El Presidente Municipal Oswaldo García Jarquín, acompañado de la presidenta del Consejo Consultivo del DIF Municipal, Patricia Benfield López, de la senadora Susana Harp, la delegada Federal de Programas Sociales en el Estado de Oaxaca, Nancy Ortiz Cabrera y la Diosa Centeotl Lilia López Hernández, así como de invitados, disfrutó de la combinación de danza, música y vestuario, que en diversos momentos arrancó los aplausos de la concurrencia.
Esta puesta en escena auspiciada por el Ayuntamiento de Oaxaca de Juárez, a través de la Dirección de Cultura y Turismo, al comienzo narra como la casa del Rey Cosijoeza está de fiesta con la llegada de una niña producto de su amor con Pelaxilla: Donají.
Sin embargo, el sacerdote Tiboot vaticinó un terrible presagio para la pequeña: “múltiples virtudes adornan a nuestra princesa, pero el signo de la fatalidad estaba en el cielo cuando ella nació. Este hecho, precursor de funestos sucesos, nos dice que ella misma se sacrificará por amor a la patria”.
El relato cuenta que al transcurrir los años, los zapotecas y mixtecas se enfrascan en violentas disputas; en uno de esos conflictos, un guerrero mixteco el príncipe Nucano, interpretado por Carlos Rosales, fue herido y la tierna Donají, cuyo personaje recayó en la joven Karen Alejandra Méndez Aguilar, curó sus heridas, floreciendo el amor entre ellos.
Cuando el noble mixteco se recuperó pidió a Donají que lo dejara partir para terminar con la guerra. Entabladas las negociaciones de paz, los mixtecas las aceptaron, pero desconfiando del astuto rey zapoteca pidieron en prenda de paz a la dulce princesa Donají y si por alguna circunstancia el rey zapoteca no respetaba los tratados, ella sería muerta por los guardianes mixtecas.
Donají se sentía humillada de ser prenda de paz. La trama relata que pasaron momentos largos y pesados. Cuando de pronto un leve murmullo avisó a la Princesa que los suyos subían por la montaña. De improviso cayeron en el campamento y los mixtecas murieron a millares, antes de haber organizado la defensa.
Un dardo penetró en la alcoba de la princesa; era señal convenida de que los suyos iban a rescatarla. Se disponía a huir, cuando los guardianes mixtecas la apresaron, para vengar en su persona la afrenta de los zapotecas.
Los negros ojos de Donají se entrecerraron para enviar sus últimos pensamientos a Zaachila, a la patria bella, grande y victoriosa. Junto a las aguas del Río Atoyac se consumó la venganza, y en ese mismo lugar, el tibio y decapitado cadáver encontró sepultura.
Pasó mucho tiempo y un día de invierno un pastorcito descubrió un lirio fragante al pasar por las márgenes del Río Atoyac, al realizar una excavación en el lugar dio con el cuerpo de Donají, en cuya grácil cabeza había enraizado el lirio del Valle. Parecía dormida y su cuerpo sin putrefacción admiró a quienes lo vieron.
Este 2019, "Donají... La Leyenda", espectáculo organizado por el Gobierno Municipal de Oaxaca de Juárez, cumplió así 37 años cautivando a miles de espectadores.
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