Unos 600 migrantes que en la víspera se escaparon en masa de un centro de detención migratoria del sur de México seguían prófugos este viernes, informaron las autoridades del Instituto Nacional de Migración.
Solamente 645 migrantes huyeron realmente el jueves por la noche, en lugar de los mil 300 que reportó originalmente Migración, de acuerdo con un comunicado. El organismo dijo que sólo 35 de los que escaparon habían vuelto, sin explicar por qué redujo sus cifras.
El centro tenía mil 745 personas detenidas en ese momento, casi el doble de su capacidad, se añade en el texto. La instalación fue construida para albergar a poco menos de mil personas.
La fuga comenzó cuando migrantes cubanos se salieron del área donde estaban detenidos y pasaron a un área reservada para mujeres, que eran hondureñas en su mayoría. Eso provocó una conmoción, y los migrantes se abrieron paso hasta otras partes del centro de detención antes de llegar a la entrada principal. Los agentes de inmigración estaban desarmados y no pudieron intervenir.
Horas después, este viernes, centenares de migrantes detenidos alzaron se manifestaron y corearon: "¡Queremos comida! ¡Queremos salir!".
Fue el mayor escape masivo de un centro de inmigración en México del que se tenga memoria, y el ejemplo más reciente de cómo el gobierno se ha visto abrumado por el flujo de migrantes centroamericanos, cubanos y haitianos.
Los residentes de Tapachula, situada en la frontera con Guatemala, reportaron haber visto a centenares de migrantes corriendo por las calles el jueves por la noche, algunos apenas vestidos o metiéndose en furgonetas que pasaban para escapar.
Aquellos que tienen familiares en el centro de detenciones Siglo XXI dijeron que la fuga se derivó de una disputa sobre comida y espacio para dormir, recursos escasos en la atestada instalación.
Laisel Gómez Cabrera, un cubano que ahora vive en Texas, estaba preocupado por su esposa, Anisleidys Sosa Almeida, que ha estado en el centro varias semanas.
Gómez estaba parado el viernes afuera del sitio —como lo ha hecho casi todos los días desde que su esposa fue detenida— tratando de obtener información sobre ella. Dijo que había ocurrido una pelea en el centro antes del escape y que fue provocada por la sobrepoblación.
“Hicieron que se pelearan entre ellos por un espacio, para poder alcanzar comidita y demás. Entonces ya no aguantaron, y se amotinaron... y se fueron", dijo Gómez.
Una consternada Raisa Torres Espinosa estaba esperando noticias de su hija, Cynthia Bárbara, de 21 años, quien estaba detenida en el centro junto con su esposo. Ambos salieron de Cuba recientemente, viajando a través de Panamá y luego a México, donde fueron detenidos.
Torres dijo que su hija le comentó que las condiciones en el centro Siglo XXI eran “malísimas” y que habían empeorado la última semana.
"Esta semana han entrado 20 camiones de migrantes, y los han metido todos allí", dijo, apuntando a las puertas de metal.
Gómez dijo que sospecha que las autoridades pudieran haber abierto las puertas para dejar que los migrantes escaparan como forma de reducir las presiones sobre el sistema, a sabiendas de que quienes se fueran no podrían solicitar ningún tipo de visa humanitaria, asilo o residencia en México.
"Los que se van, van a tener una ficha roja”, dijo Gómez. “Todo indocumentado que salga de este centro... si lo vuelven a agarrar, van a tener una deportación inmediata".
Varios autobuses llegaron el jueves y viernes, al parecer para llevarse a las mujeres y menores de las instalaciones.
Sin embargo, aunque las condiciones pudieran mejorar un poco, las familias cubanas enfrentan la desesperanza ante la posibilidad de que las deporten.
Carlos Labada, otro cubano que vive en Estados Unidos, dijo que su padre, madre y hermana menor se encuentran en el centro de detención.
“A la niña (le dan) un maltrato sicológico todos los días... ‘Te vamos a deportar, te vamos a deportar’”, declaró Labada. “Sería matarlos en vida” si los devuelven a la isla, afirmó.
Otros cubanos dijeron que el gobierno negaría oportunidades de trabajo y educación a los deportados.
En enero de 2017, el gobierno saliente del mandatario estadounidense Barack Obama canceló las disposiciones que permitían a los cubanos que llegaban a territorio de Estados Unidos solicitar su estancia automáticamente.
Debido a la cancelación de la política, conocida como "pies mojados, pies secos", las autoridades de inmigración estadounidenses tratan ahora a los cubanos en forma más parecida a como lo hacen con los migrantes de otras naciones, aunque los cubanos tienen mayores posibilidades de que les concedan el asilo. Aún gozan del derecho a solicitar la residencia después de vivir un año en Estados Unidos, un privilegio que no tienen las personas de otras nacionalidades.
Con información de El Financiero
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