Oaxaca.-La actriz, dramaturga y directora Marcela Castillo afirmó que el hecho de hacer teatro para público infantil implica un compromiso de índole política debido a que, mediante la experiencia estética, se moldean tanto el carácter como la visión de mundo de las niñas y los niños.
“Éste puede contribuir a la generación de subjetividades que estén más en resonancia con una visión del mundo amorosa, compasiva, consciente y libre”, dijo durante el desarrollo del tema Características del teatro para niños y jóvenes.
Fue la primera de seis sesiones del ciclo Mesas de reflexión en torno al teatro para Niñes y Jóvenes, convocado por Teatro UNAM con el objetivo de profundizar sobre asuntos esenciales en este campo mediante la participación y el análisis de creadoras y creadores que han dedicado una parte muy importante de su quehacer a las audiencias infantiles y juveniles.
Las mesas, que comenzaron el 25 de agosto, continuarán hoy lunes, así como 2 y 4 de septiembre a las 19 horas a través de las plataformas de Facebook y YouTube de Teatro UNAM.
Castillo, coordinadora del ciclo, explicó que la referida labor política se gesta desde el nombramiento de esta disciplina, pues una vez que se menciona da origen a la necesidad de un espacio físico y simbólico que solamente puede ser ocupado por los infantes. En ese sentido, urgió a que se dispongan de los lugares adecuados con butacas para niños y de contenidos enfocados sólo para ellos.
La también profesora de la UNAM consideró que hay tres características esenciales para las obras dentro de este modelo: audiencia infantil, especificidad en contextos y edades del público y la ética en relación a la creación.
“En este sentido cada creador debe tener claro su anclaje ideológico, saber qué quiere comunicar y cómo. Hay que trabajar con mucha humildad y modificar cada vez que sea necesario nuestras propias propuestas cuando estas atenten inconsciente o conscientemente contra los niños”, señaló.
En tanto, la dramaturga Micaela Gramajo aseveró que en muchos casos dicho teatro se ve viciado por una perspectiva equivocada que tiende a sobreestimular y sobreexplicar lo escenificado. Por ello, resaltó la labor política de emancipar a los menores del nivel epistemológico de los adultos.
La también actriz expresó que los directores, actores y dramaturgos deben cuestionarse de manera seria y profunda hacia quiénes van dirigidas estas representaciones, con el propósito de ampliar sus horizontes respecto del modo en que han venido realizado su trabajo.
“No podemos pensar o sentir como ellos, no podemos dar por hecho lo que sucede en su interior. Tampoco podemos aprender de esto en ningún libro o estudio. La clave es estar cerca de ellos, escucharlos, ofrecerles mecanismos diversos de expresión, darles voz y, sobre todo, una escucha atenta y respetuosa”, apuntó.
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