Oaxaca.-Arquitecto de formación, pero historiador de vocación, Enrique Xavier de Anda Alanís recibió la Medalla al Mérito en Artes 2018, en la categoría de Patrimonio Cultural, que entrega el Congreso de la Ciudad de México
Por su destacada trayectoria, el integrante del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la UNAM, también defensor del patrimonio cultural del país, en especial de inmuebles históricos a punto de sucumbir, fue merecedor de este galardón que reconoce “el trabajo creativo, trayectoria en la producción artística y contribución al enriquecimiento del acervo cultural de la capital”.
El maestro y doctor en Historia del Arte por la Universidad Nacional, y bibliófilo, explicó que el patrimonio cultural lo forman los elementos materiales e inmateriales que determinan la forma de ser de un grupo social y definen su identidad, y comprenden los modelos de comportamiento, relación y significado social.
De Anda Alanís ha dedicado su trabajo a los horizontes culturales de México, en específico de la CdMx en el siglo XX. En sus clases de Historia en la Facultad de Filosofía y Letras, por ejemplo, aborda asuntos arquitectónicos, junto con la literatura, teatro o pintura, y los vínculos que existen entre estas disciplinas.
“En la Escuela Nacional Preparatoria me identifiqué con la arquitectura, entonces tomé la decisión de cursar esa carrera, pero mi verdadera vocación estuvo latente durante mi formación”.
Su materia favorita era la historia de la arquitectura, y a mitad de la licenciatura “me quedó claro que seguiría mis estudios en el área de historia del arte”.
Uno de sus libros, “Hazaña y memoria: La Ciudad Universitaria del Pedregal”, está dedicado a Mathias Goeritz, pues una conferencia del escultor, historiador del arte y arquitecto cambió la vida de De Anda Alanís.
“Era un importante profesor de la Facultad de Arquitectura, artista y provocador social; nos habló del arte moderno y me impactó. Lo recuerdo con claridad porque una conferencia de Goeritz fue trascendental en mi vida, en ese momento decidí que estudiaría un posgrado en Historia del Arte en la UNAM”, rememoró el experto en historia cultural de la arquitectura del siglo XX en México y de la cultura de la ciudad en el mismo periodo.
En los inicios de su trayectoria intuyó que había un lazo estrecho entre estudiar esa disciplina y defender algunos inmuebles o conjuntos ante la posibilidad de que desaparecieran. Así comenzó su relación con el patrimonio cultural.
Se incorporó al Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS), que desde hace años se dedica a salvaguardar inmuebles de todas las etapas y estilos, y donde hoy funge como tesorero del Comité Internacional de Arquitectura del Siglo XX.
“Mi trayectoria en la academia siempre ha relacionado la historia con el patrimonio”. Ejemplos destacados de esa faceta son haber sido director del grupo de trabajo que formuló el “Plan de Manejo y de Conservación del Centro Histórico de la Ciudad de Oaxaca”, después de haber sido anotado en la Lista de Patrimonio Mundial, y responsable, junto con Ciro Caraballo, del grupo a cargo del expediente para que la Ciudad Universitaria de la UNAM también formara parte de esa lista. “Ha sido una de las tareas más satisfactorias e importantes de mi carrera”.
De Anda Alanís mencionó que cuando se habla de CU como patrimonio casi siempre se hace referencia a los méritos de los edificios, a su belleza, la originalidad del espacio abierto o las perspectivas, pero se olvida la configuración cultural. “Aquí se fraguó el proyecto moderno de nuestra nación, porque estudiaron los científicos, técnicos y humanistas más importantes del país; en sus aulas dictaron cátedra los premios Nobel mexicanos, y se recibió a los intelectuales del exilio español”.
En este espacio se celebró la inauguración de los XIX Juegos Olímpicos y se dieron los grandes acontecimientos del movimiento estudiantil de 1968. CU es el corazón de la Universidad, porque se han formado muchas generaciones de profesionales en variadas disciplinas. También aquí nacieron muchos de los elementos que estructuran nuestra cultura moderna.
“Parte de nuestra identidad está en el campus, y esos fueron los atributos que se resaltaron en el expediente que se presentó ante la UNESCO”.
Respecto a la Medalla al Mérito en Artes, el universitario acentuó que es un momento de receso para evaluar lo que ha logrado y lo que le falta por hacer, y reconoció que los objetivos alcanzados han sido gracias a los grupos de trabajo que ha conformado con alumnos, colaboradores y amigos.
El miembro emérito de la Academia Nacional de Arquitectura y ganador de premios como Universidad Nacional 2015 en el área de Arquitectura y Diseño, o el INAH por el Plan de Manejo del Centro Histórico de Oaxaca, expresó que este reconocimiento es especial, porque lo entrega la primera Legislatura del Congreso de la Ciudad de México y fue resultado de intensas deliberaciones del jurado.
El historiador está por publicar “Teatros junto a los hospitales: los conjuntos de Seguridad Social del IMSS en la Presidencia de Adolfo López Mateos”, donde aborda un tipo de arquitectura que antes no existía.
Rodeado por una biblioteca que alberga más de seis mil libros de literatura, arquitectura, historia, historia del arte, antropología, ciencia ficción y hasta esoterismo, y “joyas” como un divertimento de Octavio Paz dedicado a Juan García Ponce, ilustrado por Vicente Rojo –con la firma del Nobel de Literatura–, o primeras ediciones de Aura, de Carlos Fuentes, o Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, el universitario adelantó que también planea dedicar su tiempo a la crítica cultural y a volver a dar cursos en el extranjero, pero sin dejar de visitar cada semana las librerías de “viejo” de la Ciudad de México.
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