Ángeles y Palabras/ Misterioso Asesino

Isela Solano

Oaxaca.-En el año de 1918, apareció un misterioso asesino, mucho más terrible que la Guerra Mundial; atacó sin previo aviso una mañana de primavera, primero a un campamento militar y de pronto se esparció por el mundo sembrando el terror y la muerte; los médicos no sabían qué enfermedad era y cómo tratarla.

Era como si lucharan contra un fantasma, los franceses le llamaron la grippe y los alemanes Blitz Katarrh; cuando llegó a España con su mensaje de muerte, el mundo comenzó a llamarla influenza hispánica.

De España pasó a Inglaterra, en Londres mataba a 300 personas por sSemana, y en todo el país dos mil decesos semanales, fuera de control.

Devastó el Lejano Oriente y el Sudeste Asiático, especialmente China y la India, en donde murieron 12 millones 500 mil personas; de ahí saltó al Pacífico y atacó Hawaii, las Filipinas; posteriormente llegó al Continente Americano, desde las Islas Malvinas, en el sur, pasando por las Antillas hasta Groenlandia y Alaska en el Norte.

Devastó México, Estados Unidos, y Canadá; ningún país se libró del ataque, donde llegaba se escaseaban las tumbas y los sepultureros.

Durante nueve meses el mundo estuvo enterrando a sus muertos y en el mes de noviembre, la epidemia cesó tan misteriosamente como había llegado, elevando en más de mil por ciento el índice de mortalidad mundial y dando muerte a 21 millones 640 mil personas.

Pero en 1930, con la llegada del microscopio electrónico, se supo que el asesino había sido un virus tan pequeñito que podían caber 30 millones de ellos en la cabeza de un alfiler, pero la identificación del asesino solo reveló una parte del misterio, la mayor queda aún por resolverse y quedan al aire tres preguntas: ¿de dónde vino el virus? ¿A dónde se fue? Y sobre todo, ¿cuándo atacará de nuevo?

No se les hace el escenario conocido, son los antiguos temores de la humanidad, los mismos que sentimos en la actualidad; qué ha pasado, será que la humanidad no aprendió parte de la lección y que tenemos que repetir la tarea, que el hombre no tomó medidas efectivas para salvar su espacio vital.

El peligro es real, el hombre moderno que se proclama capaz de todo, que ha hurgado en el cielo, en la tierra y en el mar, que envió satélites a fotografiar marte, a estudiar los anillos de Saturno, con los más grandes avances en tecnología, como se proclama ser superior en la tierra, no puede controlar un virus.

He ahí el misterio Divino, el hombre con todos sus recursos no puede controlar todo, desconoce el curso entero de la humanidad, de ahí su gran temor e incertidumbre frente a los graves peligros que lo amenazan, pero Dios manda a sus ángeles para que sepa el hombre que el vínculo entre el artífice y su obra nunca desaparecen, que siempre hay una vinculación entre el Padre y los hijos; la humanidad está bajo la protección de sus ángeles y el origen señala el destino.