Fue seleccionada, junto con veinticinco artistas más de distintos estados de México y de países como Estados Unidos, Rusia, Argentina, Chile, entre otros, para integrar el Colectivo Tomate en el proyecto Ciudad Mural, en donde realizan una obra conjunta, a partir de la interacción con los habitantes y sus historias.
Dicho proyecto tiene como finalidad mostrar la identidad a través de murales que cuentan las historias de las personas, escuchadas e interpretadas desde el corazón de distintos artistas. Hace énfasis en la participación ciudadana, la recuperación y el uso comunitario de espacios públicos.
Luna Gogh, lleva cuatro años pintando murales y su formación como estudiante de Gestión Cultural le permite tener un panorama amplio, así como identificar las temáticas sociales importantes en tiempos y lugares determinados o momentos históricos precisos.
Comenta que puede usar su talento como una herramienta de difusión de mensajes de impacto positivo en la sociedad, por ejemplo, fomentar la no violencia de género y la pacificación de comunidades en conflicto.
“Mi praxis como muralista empezó con la Brigada Negotrópica, un colectivo de arte urbano de Chile, que aborda temas sociopolíticos. A partir de eso empecé a hacer murales, me interesa transmitir mensajes al pueblo, considero que es una herramienta de comunicación directa, forma parte de la calle y cada quien sabe si conectar o no”.
Su interés la acercó a Colectivo Tomate que lleva diez años desarrollando proyectos donde vinculan el arte y el impacto social.
Este ánimo cooperativo de Luna le permitió vincularse con el Centro de Educación Contínua Abierta y a Distancia (CECAD), donde realizó el mural de la fachada que actualmente podemos observar.
“Me interesó porque ofrece educación a distancia. Eso me ha gustado mucho porque así no tienes que migrar de la Sierra o a la Costa, el mural se llama Conexión. Son dos personajes que están de extremo a extremo, pero unidos por el internet”, concluyó.