Gladys Reyes Macedo (VIDAS A.C.)
Oaxaca.-Cuando hablamos de pericos inmediatamente pensamos en aves de color verde que pueden “hablar”, pero poco sabemos acerca de las amenazas que enfrenta este diverso grupo que se distribuye en las zonas tropicales de todo el mundo y que los ha llevado a ser la familia de aves más amenazada del planeta.
Del mismo modo, cuando pensamos en guacamayas, nos vienen a la mente grandes aves de colores vistosos, como el rojo o el azul principalmente, que imaginamos viviendo en un ambiente tropical rodeado de espesas junglas lluviosas, pero nunca pensamos que tenemos una especie viviendo a escasas tres horas de la capital del estado de Oaxaca, y que a diferencia de sus congéneres de Sudamérica, habita en una zona semiárida donde escasamente caen 300 mm de lluvia al año, rodeada de cactus y nopales que nada tienen que ver con las húmedas selvas tropicales del sur del continente americano.
La guacamaya verde (Ara militaris) pertenece al orden de los psitaciformes, aves que se distinguen por poseer patas zigodáctilas (dos dedos dirigidos hacia delante y dos hacia atrás), característica que les permite desplazarse fácilmente a través de las ramas de los árboles, que es el principal tipo de sustrato en el que se les puede encontrar.
Esta llamativa ave de color verde militar (al cual hace alusión su nombre científico), tiene un parche rojo en la frente y en la base de la cola, y parches de color turquesa en las alas y en la punta de la cola, además, en vuelo se puede observar color amarillo por debajo de las alas. Tiene la piel del rostro desnudo, de color rosáceo, atravesado por delgadas líneas de plumillas negruzcas a manera de cerdas. El pico es grande, de color negro y las patas son grises. Llega a medir hasta 76 cm de pico a cola, por lo que es la segunda ave más grande de su género que habita en México, después de la guacamaya roja.
Ara militaris es una especie de amplia distribución en el continente americano, se encuentra en México, Colombia, Venezuela, Perú, Ecuador, Bolivia y Argentina, pero de manera discontinua y con poblaciones aisladas. Actualmente no se le encuentra en Centroamérica, aunque pudo haber existido en aquella región.
En México se encuentra sobre la vertiente del Pacífico, desde Sonora y Chihuahua hasta Oaxaca; en la Costa del Golfo en Nuevo León y Tamaulipas; y en el centro del País en San Luis Potosí, Querétaro, Morelos, Estado de México y Puebla. En Oaxaca existen dos poblaciones, una en la región del Istmo de Tehuantepec y la otra en la Reserva de la Biósfera Tehuacán-Cuicatlán (RBTC). Las poblaciones de Oaxaca representan el límite sur en el área de distribución de la especie en la república mexicana y la población de la RBTC ha sido reconocida como una de las más grandes de México bajo estudio.
Habita preferentemente en selvas mediana subcaducifolia y baja caducifolia, aunque también visita de manera temporal bosques de pino y encino, llegando incluso a ser observada en sitios con manglares. Además se sabe que no puede sobrevivir en sitios fragmentados, ya que se le asocia a áreas bien conservadas.
La guacamaya verde incluye dentro de su dieta especies que no siempre son las más abundantes o importantes dentro del estrato arbóreo, lo que sugiere que es especialista. Los copales del género Bursera son muy importantes para la alimentación de la guacamaya en la RBTC, puesto que las diferentes especies producen frutos durante casi todo el año, por lo que representan una fuente de alimento seguro. Otros elementos importantes en la dieta de la guacamaya son los frutos de diferentes especies de cactus, de varios tipos de encino y de la chupandía (Cyrtocarpa procera), una especie perteneciente a la familia de las anacardiáceas, la misma que la del mango.
Al igual que otras especies del género Ara, la guacamaya verde tiene una sola pareja durante toda la vida. Anida en cavidades tanto en árboles vivos como muertos, así como en huecos entre acantilados y peñascos.
En la república mexicana, la temporada reproductiva es variada y al parecer está relacionada con la temperatura y el régimen de lluvias, que afecta a su vez la disponibilidad de alimento a diferentes latitudes. En la región de la Cañada de Oaxaca, la temporada reproductiva inicia en enero con la selección de las cavidades para anidación y culmina en septiembre, cuando los últimos volantones realizan sus primeros vuelos y se trasladan a la zona de descanso de otoño, ubicada al sur de la RBTC. Los diferentes movimientos que la guacamaya verde realiza dentro de la Reserva, responden a la disponibilidad de alimento, razón por la cual desarrolla sus actividades vitales en sitios y temporadas diferentes, sin ocupar un mismo lugar a lo largo del año.
Los nidos localizados en árboles no tienen materiales de construcción, sólo están formados con pedazos de madera podrida o carcomida por las mismas guacamayas y otras aves e insectos. Los nidos que se encuentran en acantilados están formados por arena y grava del lugar. Algunas parejas llegan a sacar hasta dos polluelos por temporada, pero raramente uno llega a la edad juvenil.
Muchos nidos fracasan al ser saqueados por humanos para la venta ilegal de individuos, o al ser atacados por depredadores naturales como aves rapaces, cuervos, serpientes, coatíes; por tormentas que destruyen los sitios de anidación, enfermedades, parásitos y por competencia por las cavidades con otras aves o con abejas africanizadas.
Desafortunadamente la guacamaya verde se encuentra en peligro de extinción según la NOM-059-SEMARNAT-2010, debido a la destrucción y fragmentación de los sitios donde habita, pero sobre todo por el tráfico ilegal a la que está sujeta. Una estimación mundial ha calculado que las poblaciones actuales son menores a los 10,000 individuos y además presentan una tendencia decreciente. Se ha estimado también que por cada dos aves que llegan vivas al comprador, ocho mueren por las pésimas condiciones y el mal manejo durante el transporte y acopio por parte de los traficantes. Evita problemas y no seas parte del tráfico. Cazar, capturar o vender guacamayas o cualquier otra especie de perico es un delito ambiental, las sanciones alcanzan hasta nueve años de cárcel y de 300 a 3000 UMA de multa (similar a días de salario mínimo). Cuando compras alguna de estas especies te conviertes en parte del tráfico ilegal, sin embargo, puedes ser parte de la solución al denunciar cualquier actividad ilícita de la que seas testigo hacia estas aves.
En la RBTC la guacamaya verde está sujeta a amenazas tanto naturales como antropogénicas. Dentro de las naturales tenemos a los depredadores voladores como el halcón peregrino (Falco peregrinus) y la aguililla cola roja (Buteo jamaicensis), y entre los terrestres a la iguana verde (Iguana iguana), que depreda huevos y crías; además de competencia con abejas africanizadas por los nidos. Por otro lado, existen las amenazas sociales, asociadas con la falta de organización entre las comunidades que son dueñas de los terrenos en los cuales la guacamaya verde se encuentra en alguna temporada del año, los incendios, la cacería directa y esporádica, las actividades ecoturísticas mal planeadas, el cambio de uso de suelo y la fragmentación del hábitat.
Entre las iniciativas desarrolladas en Oaxaca para la protección de esta valiosa especie, representativa de las selvas secas de nuestro país, se encuentra la que llevan a cabo VIDAS A.C. en conjunto con la comunidad de San Pedro Jocotipac en la RBTC, quienes, desde hace diez años, han realizado distintas acciones para proteger a la especie y su hábitat. Para apoyarlos puedes visitar los proyectos de ecoturismo que realizan comunidades como San Pedro Jocotipac, San José del Chilar y Santa María Tecomavaca, donde puedes observar a esta hermosa especie volando libre en su hábitat natural. No lo olvides, tú puedes ser parte de la solución: ¡No compres pericos silvestres!