De acuerdo con la Universidad Nacional Autónoma de México, en el artículo “Por esto es que el jabón evita la transmisión del coronavirus”, publicado en la Gaceta UNAM el pasado 23 de marzo, los virus como el COVID-19 tienen una capa de proteína y grasa a su alrededor, ambas les “ayudan” a fijarse de mejor manera a la piel humana.
El jabón, gracias a que está conformado por dos moléculas (una atraída al agua y otra a la grasa), al entrar en contacto con el agua y un virus al mismo tiempo es capaz de “atraer” ambos elementos y desintegrar la capa de grasa que cubre al coronavirus, es decir lavarse las manos con jabón mata al virus si este se encuentra en las manos y el agua termina por llevarse cualquier residuo.
El lavado asegura de esta manera la limpieza de la piel y, en particular, de las manos, las cuales nos llevamos constantemente a la cara o boca. Es necesario lavarse durante 30 segundos porque es el tiempo que tarda el jabón en desintegrar la capa de grasa alrededor del COVID-19; tallarse por menos tiempo no garantiza el mismo resultado.
En el artículo la máxima casa de estudios de México recalca que el mal hábito de olvidar lavarse las manos nos convierte en un vector en la transmisión de afecciones, “pero no sólo gastrointestinales y respiratorias, sino también de otras, por ejemplo, hepatitis A, conjuntivitis, enfermedades de la piel, aunque en menor grado. Si traemos virus o bacterias en las manos, podemos ser un medio de contagio o contagiarnos de alguno de estos gérmenes”.
Por último, se recalca que el lavado continuo de manos (de más de 30 segundos para mejorar los resultados) combinado con el distanciamiento social es una de las herramientas más efectivas para desacelerar la pandemia.