La Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) recuerdan al destacado profesionista de la arquitectura, la pintura y la escultura, siempre manifestó su disposición para trabajar por los demás, como el ser humano solidario que era.
Teodoro González de León nació el 28 de mayo de 1926 en la Ciudad de México. La Escuela Nacional de Arquitectura de la UNAM fue su casa de estudios de 1942 a 1947. Ese año obtuvo una beca del gobierno francés y trabajó durante 18 meses en el taller de Le Corbusier.
Ahí formó parte de los equipos de trabajo para crear la Unidad Habitacional de Marsella y L’Usine Duval de St. Dié, Francia. A su regreso a México, a finales de los años cuarenta, con ese aprendizaje a cuestas, desarrolló una actividad profesional ininterrumpida, primero en el campo del urbanismo y de la vivienda popular, y posteriormente enfocado en los grandes edificios públicos y privados.
En el marco de la campaña nacional “Contigo en la distancia”, es rememorado el arquitecto Teodoro González, quien es considerado uno de los principales artífices de la construcción del paisaje arquitectónico de nuestro país. “Las ciudades se deben al azar, el diseño, el tiempo y la memoria”, decía, además de externar su convicción de que “la arquitectura se hace en silencio” y que “el presente es lo que más debería interesar a un arquitecto, pues hacemos el futuro enfrentando al presente”.
A la par de cultivar la pintura y la escultura, González de León es autor de una arquitectura emblemática que comprende recintos como la Escuela Superior de Música del Centro Nacional de las Artes, el Museo Universitario de Arte Contemporáneo, el conjunto urbano Reforma 222, la ampliación de la ahora Alcaldía Cuauhtémoc, la remodelación de El Colegio Nacional, el corporativo Arcos Bosques, el Fondo de Cultura Económica y el Parque Garrido Canabal de Villahermosa, entre muchas otras obras.
Junto con Abraham Zabludovsky diseñó el Museo Tamayo Arte Contemporáneo, el edificio del Infonavit, El Colegio de México, la Universidad Pedagógica Nacional y la remodelación del Auditorio Nacional.
Por su obra y aportaciones recibió numerosos reconocimientos en México y el extranjero, como el Premio Nacional de Ciencias y Artes 1982 y la Medalla Bellas Artes 2012 del INBAL, entre muchos otros, además de doctorados honoris causa y pertenecer a las más destacadas asociaciones académicas mexicanas.
En el extranjero obtuvo el Gran Premio Latinoamericano de la Bienal de Arquitectura de Buenos Aires, Argentina (1989); el Gran Premio de la Academia Internacional de Arquitectura en la V y VII Bienales de Sofía, Bulgaria (1989 y 1994); el Gran Premio de la II Bienal Internacional de Arquitectura de Brasil (1994) y el premio a la trayectoria profesional en la V Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo de Montevideo en 2006, entre otros.
Con motivo de su 90º aniversario, en 2016, el INBAL le dedicó una serie de actividades académicas y artísticas para reconocer su vida, obra y aportaciones a la cultura de México y el mundo.
Ahí habló de “qué soy, no quién soy”. Y explicó: “Llevo más de 80 años aprendiendo la manera de vivir, la forma de ser. No he aprendido disciplinas: las he convertido en formas de vida. La lectura es una forma de mi vida; el dibujo, la pintura, la escultura; visitar las ciudades es una forma de vida; escuchar música y la arquitectura son una forma de vida; no tener ninguna religión es mi forma de vida”.
En una entrevista, Enrique Norten dijo que aprendió de él “la arquitectura como una forma de vida, y el historiador Enrique Krauze definió: “Los edificios de Teodoro González de León son islas de solidez y serenidad en el naufragio de la ciudad, enclaves perfectamente funcionales de tradición y modernidad. Hay en su obra un incesante afán de renovarse con un lenguaje propio y un futurismo arqueológico”.
Cuatro meses después de ese homenaje, la madrugada del 16 de septiembre, falleció el arquitecto Teodoro González de León a los 90 años de edad.