Este Concierto de otoño para trompeta y orquesta del compositor mexicano tuvo su estreno mundial en septiembre de 2018. La pieza realizada por encargo de la OSN, fue interpretada por el trompetista venezolano Pacho Flores, a quien está dedicada la obra. El video de esta presentación se podrá disfrutar a través de la plataforma Contigo en la Distancia y en el canal oficial de YouTube del INBAL, como parte del programa de música latinoamericana.
En opinión del compositor Arturo Márquez, la producción y divulgación de conciertos mexicanos para trompeta es escasa, si se considera la presencia destacada que este instrumento ha tenido en nuestro ámbito sonoro, siendo el mariachi y la banda prueba de ello:
“La trompeta es reina en el alma de México; la encontramos prácticamente en todas las expresiones musicales populares, es el grito mexicano de alegría y de tristeza. Es también fundamental en la música latinoamericana de concierto y mi Concierto de otoño es una recopilación de todos estos sentires, colores y quitapesares”.
El programa de música latinoamericana, que se enmarca en la campaña “Contigo en la distancia”, abrirá con la obra Pampeana No. 3 del argentino Alberto Ginastera (1916-1983), sin duda uno de los compositores argentinos más importantes, quien hizo su propia contribución a la mitología, a través de tres obras tituladas precisamente Pampeanas.
Incluye también las obras Colección de realidades, de la compositora mexicana Diana Syrse; Escualo, de Astor Piazzolla; Morocota (vals venezolano), del propio Pacho Flores; La flor de la Cayena, de Paquito D’Rivera (Cuba-Estados Unidos); Soledad (tango barroco), de Efraín Oscher (Uruguay); Santa Cruz de Pacairigua, del venezolano Evencio Castellanos (1916-1997) y concluye con Conga del fuego nuevo, de Arturo Márquez.
La compositora mexicana Diana Syrse Valdés (1984) ha prestado particular atención a la creación de obras corales dedicadas a voces infantiles, coros comunitarios y de aficionados. Esta vocación tiene su origen en el hecho de que Syrse también es cantante, con participación destacada en el estreno de sus propias obras vocales. Su música ha sido escuchada en México, Estados Unidos, Canadá, Colombia, Francia, Alemania, Suiza, Austria.
La obra Escualo, de Astor Piazzolla (1921-1992), es un espléndido tango que remite al gusto del compositor por la pesca. Un día, en una de sus expediciones, logró atrapar un pequeño escualo. La mandíbula fue obsequiada al violinista Fernando Suárez Paz, a quien está dedicado este tango. Más tarde, el músico regaló la mandíbula del tiburón a su hijo, Leonardo Suárez Paz, también violinista de tango. El propio Piazzolla estampó de su puño y letra unas palabras de aliento (y advertencia) para el joven violinista: “Leonardo: si no estudiás, te come”.
Poseedor de una brillante carrera con una destacada proyección internacional, Pacho Flores (1981), singular trompetista venezolano, tiene una creciente y sólida discografía con música popular de su país. Ha obtenido el primer premio en el Concurso Internacional Maurice André, el certamen para trompeta más destacado del mundo; en el Concurso Internacional Philip Jones y en el Concurso Internacional “Cittá di Porcia”; recientemente fue galardonado con la Medalla de Oro de los Global Music Awards. Su obra Morocota es un vals sencillo y diáfano en el cual predomina la vena sentimental sobre el perfil bailable, y en algunos momentos trae a primer plano reminiscencias de los valses de otro gran músico venezolano, Antonio Lauro (1917-1986).
Si bien es un hecho que en el ámbito de lo popular Paquito D’Rivera (1948) cuenta con un gran prestigio, principalmente como saxofonista, también tiene una notable carrera como clarinetista en el mundo de la música de concierto. La flor de Cayena es una extrovertida pieza tropical original de Paquito D’Rivera que puede encontrarse interpretada en combinaciones tan distintas como flauta y piano o saxofón soprano y big band. En la carátula de la partitura, La flor de Cayena está designada como un joropo venezolano. Cayena es una ciudad de la Guayana Francesa y es también el nombre de una pimienta roja.
Efraín Oscher (1974) es un flautista, arreglista y compositor que realizó una parte sustancial de sus estudios bajo la tutela del sistema musical educativo creado en 1975 por José Antonio Abreu en Caracas, Venezuela. Soledad es un tango caracterizado por la tradicional melancolía agridulce del género que, en las páginas previas a su final, ofrece algunos momentos de expresión extrovertida para la trompeta solista. La pieza fue grabada por el gran Pacho Flores en su álbum Cantar.
Evencio Castellanos (1915-1984) fue miembro de la escuela nacionalista venezolana, junto con compositores como Ángel Sauce (1911-1995) y Antonio Estévez (1916-1988), entre otros. Además de compositor, fue un pianista y organista notable, llegando incluso a tocar en el célebre órgano de la Catedral de Notre Dame en París, Francia. La suite sinfónica Santa Cruz de Pacairigua, dedicada al lugar de nacimiento de su maestro Vicente Emilio Sojo, fue compuesta en 1963 y al año siguiente obtuvo en Venezuela el Premio Nacional de Música.
Conga del fuego nuevo, de Arturo Márquez (1950), es un baile afro-cubano de salón que se hizo popular en las celebraciones carnavalescas de América Latina. Fue interpretada por primera vez por la Orquesta Sinfónica de Xalapa durante el festival artístico que acompañó a la Cumbre Tajín 2000. En razón de que ese año se inauguraba un nuevo siglo y un nuevo milenio, el compositor alude en el título de la obra al ritual de renovación y purificación (realizado cada 52 años) que marcaba el ciclo más importante en la cosmogonía de los antiguos mexicanos.
Arturo Márquez nació en Álamos Sonora, el 20 de diciembre de 1950. Realizó sus primeros estudios musicales en Los Ángeles, California, EU (1965-68). De 1970 a 1975 estudió piano con Carlos Barajas y José Luis Arcaraz en el Conservatorio Nacional de Música. En 1976 ingresó al Taller de Composición del INBAL y estudió con Joaquín Gutiérrez Heras, Héctor Quintanar, Federico Ibarra y Raúl Pavón; en 1980, el gobierno de Francia le otorgó una beca por dos años para estudiar en París con Jacques Castérède. Entre 1988 y 1990 la Fundación Fulbright le otorgó una beca para realizar una maestría en el Instituto Californiano de las Artes (Cal Arts), donde estudió con Morton Subotnick, Mel Powell, Stephen Lucky Mosko y James Newton.
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