“Ambos problemas están cada vez más conectados entre sí debido a los cambios vertiginosos registrados en los sistemas alimentarios de los países, principalmente en países de ingresos bajos y medios”, anuncia la Organización.
Lo anterior es uno de los principales resultados de un informe que se publicó recientemente en la reconocida revista británica The Lancet, con Francesco Branca, director del Departamento de Nutrición para la Salud y el Desarrollo de la OMS, como autor principal.
En dicho documento se señala que en una tercera parte de los países con ingresos medios y bajos existen formas superpuestas de malnutrición, principalmente en África subsahariana. Y la cifra incrementó de 45 países de 1990-1999 a 48 en 2010-2019.
De acuerdo con el doctor Branca, tanto la desnutrición como la obesidad en las mujeres que son madres están asociadas con una salud deficiente en los hijos. Además, cada vez más personas están expuestas a estos dos tipos de malnutrición a lo largo de su vida.
“Todas las formas de malnutrición tienen un denominador común: sistemas alimentarios que no pueden ofrecer a todas las personas una alimentación saludable, inocua, asequible y sostenible”
Las cifras permiten ver la gravedad de este problema de salud: prácticamente una tercera parte de la población mundial, aproximadamente 2,300 millones de niños y adultos, tienen sobrepeso, y más de 150 millones de niños presentan retraso en su crecimiento.
Así, en los 48 países mencionados existe una doble carga de malnutrición: “más del 15% de la población con emaciación, más del 30% con retraso del crecimiento, más del 20% de las mujeres con delgadez y más del 20% de los habitantes con sobrepeso”.
Todos los sabemos: la solución frente a los problemas de obesidad es cambiar de hábitos alimenticios a una alimentación de sana y de calidad. Asimismo, comer de forma saludable reduce el riesgo de malnutrición.
No obstante, en los países de ingresos bajos y medios, no es tan fácil conseguirlo, ya que existen determinantes sociales que influyen en el consumo de la población:
«Los problemas de malnutrición emergentes son un indicador inequívoco de que las personas no están protegidas contra los factores que fomentan la mala alimentación. Los países de ingresos bajos y medianos más pobres asisten a una transformación rápida en la forma de comer, beber y moverse en el trabajo, el hogar, el transporte y durante el tiempo libre», señala en el informe mencionado Barry Popkin, profesor de la Universidad de Carolina del Norte.
La realidad es que el enorme incremento de disponibilidad de comida ultraprocesada está vinculado a los elevados niveles de aumento de peso desde la primera infancia. El aumento de supermercados y tiendas donde se vende este tipo de alimentos influye negativamente en la compra de aquellos que son frescos y benéficos para la salud.
La desnutrición y el sobrepeso desde la gestación y los primeros años de vida incrementan los riesgos de padecer enfermedades como la diabetes de tipo 2, hipertensión, accidentes cerebrovasculares y enfermedades cardiovasculares.
De acuerdo con el informe de la OMS, es necesario rediseñar los programas contra la desnutrición, así como las redes de seguridad social, los entornos educativos y los sistemas agrícolas y alimentarios:
«Sin una transformación profunda de los sistemas alimentarios, los costos económicos, sociales y medioambientales de la inacción entorpecerá el crecimiento y el desarrollo de las personas y las sociedades durante décadas».
Con informcion de mexicosocial.org
Te podría interesar...
Esta conversación es moderada acorde a las reglas de la comunidad “Ciudadanía Express” . Por favor lee las reglas antes de unirte a ella.
Para revisar las reglas da clic aquí