Alfonso Reyes y Martín Luis Guzmán a través de Fósforo

Oaxaca.-Los orígenes de la crítica cinematográfica de habla hispana fue el tema del conversatorio virtual El espíritu estético cinematográfico de Fósforo, en el cual participaron Javier Garciadiego, Lucía Guzmán, César Benedicto Callejas, Edmundo Bastarrachea y Alejandro Mejía, organizado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de las redes sociales de la Coordinación Nacional de Literatura y de la Capilla Alfonsina.

Fósforo fue el seudónimo que adoptaron Alfonso Reyes y Martín Luis Guzmán para escribir sobre crítica cinematográfica durante su estancia en España; esa firma apareció por primera vez en el Semanario de la vida nacional, el cual dirigía José Ortega y Gasset.

En su presentación, en el marco de la campaña “Contigo en la distancia”, Javier Garciadiego comentó: “Muchos se preguntarán quién era Fósforo, sólo voy a dar sus nombres: Alfonso Reyes y Martín Luis Guzmán, los dos se encontraban exiliados en España prácticamente sin recursos, no conocían el medio político español, tenían dificultades para escoger un tema sobre el cual escribir y del cual sobrevivir. Así fue como Martín Luis Guzmán y Alfonso Reyes, pero sobre todo este último, que tenía fama de escritor tradicionalista, entraron a la modernidad al escribir las primeras críticas cinematográficas, por lo menos en el mundo hispano”.

La maestra en Humanidades por la Universidad Anáhuac, Lucía Guzmán, descendiente directa de Martín Luis Guzmán, se refirió a la amistad y las similitudes entre los dos escritores: “Fue una amistad que duraría toda la vida, se inició cuando ambos eran miembros del Ateneo de la Juventud, habían estudiado en la Escuela Nacional de Jurisprudencia y sentían gran atracción por el cine. Después de la Decena Trágica los dos abandonaron México. El 28 de octubre de 1915, Guzmán y Reyes iniciaron su colaboración en la columna Frente a la pantalla, al escribir conjuntamente como Fósforo”.

Egresado del Claustro de Sor Juana, el escritor Edmundo Bastarrachea mencionó que durante su estadía en España, Alfonso Reyes se ganaba la vida con la realización de diversas labores literarias: escritura, investigación, corrección, entre otras. “Una de esas actividades, que don Alfonso calificaba como ‘divertida’ fue escribir unas notas, junto con Martín Luis Guzmán, sobre el cinematógrafo que se publicaban semanalmente. Alfonso Reyes se consideraba el mejor amigo del cine”.

César Benedicto Callejas, con doctorado en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México y autor de Los minutos de Ulises, novela biográfica sobre Alfonso Reyes, destacó: “Para Fósforo, cuando se publica su primer artículo, el cine todavía se debatía entre la noción de entretenimiento, la curiosidad técnica y el arte. Fósforo —el seudónimo que usan Guzmán y Reyes, juntos y separados, según la ocasión y la agenda de cada uno— se trata de una reflexión sobre la posibilidad de ver nacer el arte y, al mismo tiempo, una oportunidad para expresar sensaciones y reminiscencias, así como presentar juicios, incluso técnicos, sobre cómo representaban al cine en las pantallas madrileñas de su tiempo”.

Alejandro Mejía, colaborador de la Capilla Alfonsina, recordó que en poco más de un lustro que Reyes vivió en Europa, fue testigo del tránsito del impresionismo hasta el surrealismo, pasando por el fauvismo, el futurismo, el arte abstracto, el cubismo o el expresionismo: “Algunos de los momentos climáticos de la historia del cine, que surgieron mientras Alfonso Reyes se encontraba en Europa, fueron las visitas de los hermanos Lumière, las películas de Georges Méliès, la Escuela de Brighton, el cine de D.W. Griffith, el cine épico italiano, los seriales, el expresionismo alemán o la escuela soviética”.