Por Salvador Hernandez/ Colaborador
Oaxaca.-La fuerza de las culturas originarias de Mesoamérica, se hacen palpables cada año. Comunidades originarias, macro plazas -pasando por el ambulantaje callejero, antros boutiques. Bueno, hasta las instituciones culturales de todos los niveles, “resucitan”, en un afán de congraciarse con la ciudadanía.
En pueblos y ciudades del sur-concretamente Oaxaca-, la horizontalidad que marca una tradición ancestral, convertida en un sincrético “fieles difuntos” colonial, ha desplazado a la incipiente y Hallonwensca tradición gringa. Y que, por un tiempo, los mercenarios del comercio local, quisieron imponer con calzador.
A diferencia de una occidentalizada navidad, en las comunidades indígenas, la celebración más importante es el Día de Muertos, que, para honrarlos, ahorran todo el año.
Un reinventado José Guadalupe Posada, que por ironías de la “pálida”, murió en una fosa común, ignorando que su “Garbancera”, rebautizada como “La Catrina” por Diego Rivera, sería el icono que cada dos de noviembre permanecería incólume ante los embates mercantiles.
Por unos días, Mictlantecuhtli junto a su amada Mictlancihuatl, son amo y señora de panteones, patios, espacios públicos, y de esparcimiento. No importa si nuestros difuntos se fueron a Tonatiuhichan, Tlalocan, Chichihualcuauhco, o simplemente al Mictlán, como cualquier difunto de a pie.
Inerte, el desnudo neoliberalismo, se paraliza; los artificie de la economía de la explotación y la destrucción, delatan su falta de imaginación, para arraigar una sola tradición que perdure dentro del ideario mundial, que no sea la guerra y el saqueo. Ya no hablemos de cosmogonía y sus ramificaciones: medicina tradicional, comunidad solidaria (tequio, guelaguetza, trueque) y el amor a la Madre Tierra -a pesar del abandono de los gobiernos corruptos.
El pan de muerto, (esqueleto de los difuntos), las veladoras, el cempaxúchitl y el incienso, hacen lo propio para que las almas, encuentren el camino de las viandas en un altar honrando sus méritos y virtudes en este mundo, hayan sido amigos , familiares o ídolos que calaron nuestros infantiles corazones.
¡¡Larga vida, a los muertos que nos dieron vida!!