Oaxaca.-La Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) recuerdan al pintor, grabador, escritor y promotor cultural Amador Lugo Guadarrama, quien es reconocido por sus paisajes mexicanos y por ser cofundador de diversas instituciones: Salón de la Plástica Mexicana y la Sociedad Mexicana de Grabadores. Legó una prolífica obra, entre pinturas, dibujos, litografías, xilografías, linograbados, aguatintas y aguafuertes.
Dentro del acervo que resguarda el INBAL en el Museo Nacional de Arte se encuentran Autorretrato (1943), Desnudos (1968) y Clavellina, tejados e iglesia (1942), piezas clave de las distintas etapas plásticas y temáticas del creador guerrerense. El Museo Nacional de la Estampa (Munae), por otra parte, conserva alrededor de 100 piezas de su obra gráfica realizada con diversas técnicas, principalmente xilografía y grabado en linóleo, y en las que se puede apreciar la línea temática predominante durante toda su trayectoria.
En el marco del centenario de su nacimiento (12 de abril de 1921), de “Contigo en la distancia” y de Noche de museos de abril, el Munae ofrecerá el conversatorio Amador Lugo, en el que la historiadora del arte Laura González Matute y el escritor Luis Ignacio Sáinz dialogarán acerca de la vida y obra del artista. Miércoles 28 de abril a las 19:00 horas, a través de la cuenta de Facebook/MuseoNacionaldelaEstampa
Desde temprana edad comenzó su formación artística al lado de Tamiji Kitagawa, director de la Escuela de Pintura al Aire Libre de Taxco, Guerrero. En 1942, con el apoyo de Inés Amor --titular de la Galería de Arte Mexicano-- se unió al taller de grabado de la Escuela Nacional de Artes del Libro, a cargo de Francisco Díaz de León; en esta institución aprendió grabado en metal con Carlos Alvarado Lang; posteriormente ingresó a la Escuela Normal Superior, donde se graduó de maestro en Artes plásticas.
En su obra sobre papel, madera, metal o piedra, Lugo es recordado por haber plasmado los paisajes, las costumbres y los rostros de México. Fue precisamente esta habilidad multifacética la que le permitió crear una vasta y creativa producción artística. Si bien sus piezas se circunscriben al arte figurativo, en otras también se aprecia su gusto por el abstraccionismo.
Lugo se enfocó a la representación de paisajes, basado en los principios estéticos aprendidos durante su juventud. Observador de la vida rural, sus creaciones son postales bucólicas de los valles, montañas y parajes agrestes que recorrió a lo largo y ancho de la República. Asimismo, interpretó los cambios que provocó la Revolución, sobre todo los derivados de la progresiva modernización del país.
Como retratista, representó con sutileza y naturalidad la fisonomía de las mujeres y los hombres del campo, al tiempo que sus desnudos femeninos evocan la sensualidad y corporeidad del trópico nacional.
Participó en más de 300 exposiciones individuales y colectivas, tanto en nuestro país como en el extranjero.
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