Oaxaca.-
Galería Quetzalli se complace en compartir su programación de cierre de año, en la que destaca la inauguración de la exposición individual del Maestro José Villalobos “Estancias de la Luz”
el próximo viernes 10 de diciembre a las 19 horas en su sede de Bodega, ubicada en Murguía 400, Centro Histórico de Oaxaca.
Esta muestra, estará abierta al público hasta febrero de 2022, reúne el trabajo reciente creado por el Maestro Villalobos durante el confinamiento, el cual está inspirado en espacios arquitectónicos idealizados e interpretados en un cuerpo de obra abstracto y geométrico, característico del artista.
En palabras de Jaime Moreno Villarreal, autor del texto de sala de la exhibición:
“Concentrado en el fenómeno de habitar, tanto individual como colectivamente, el maestro José Villalobos crea en su pintura ambientes físicos que aluden a la arquitectura. Así como en todo sitio habitable hay rincones donde se puede depositar el trabajo, el descanso, el ensueño o la memoria, los cuadros de Villalobos componen refugios íntimos, entregados por el artista al espectador como si le abriera puertas, le diera la bienvenida y lo hospedara.
El maestro suele integrar sus espacios a partir de una planta cuadricular, o mediante el ordenamiento de planos sucesivos entre fondo y superficie, en volúmenes que sugieren edificios o muros alternados. Las fachadas y alas laterales, las columnas y trabes, los vanos de puertas y ventanas, son sus abstracciones. No faltan alusiones a los vidrios, persianas y cortinas, a la iluminación natural y artificial, al paso del viento y del aire. En esta arquitectura soñada, Villalobos no alza bloques estáticos, sino que, mediante desequilibrios, oscilaciones y baños de luz, describe corrimientos, añadiendo de este modo temporalidad a sus espacios pictóricos. La suya no es una arquitectura acomodaticia: en cambio, expresa órdenes de desasosiego, sorpresa y descubrimiento.
Si el espectador percibe zozobra y vacío en algunos cuadros del maestro de Ixtepec, es porque plasman su sobrecogimiento ante los recurrentes sismos que diseminan la tragedia en su tierra de origen. Si el espectador percibe, en otro momento, una tranquilidad espiritual, es porque Villalobos comparte la luz benefactora que inunda su estudio de artista, acompasando ritmos y colores casi musicalmente: contrapuntea el naranja con el verde, los azules-gris con los ocres, para también trazar con tiento arpegios de finas líneas verticales.
En la circunstancia del confinamiento que la pandemia del coronavirus ha impuesto en México, el estudio del pintor se convirtió en una mina de color. La abundante vegetación que se avista en sus ventanas, los colores tierra de los exteriores, las sombras removidas por el viento, la gama de tonalidades que las horas irradian desde lo alto por los tragaluces, así como la acometida de los aguaceros en los cristales y el rejuego de toda esa coloración sobre los muebles de madera y las telas en el interior, se han depositado en francas visiones meditativas que José Villalobos ahora entrega. Nunca mejor dicho que un estudio pictórico constituye un universo. Situado entre sus cuatro paredes, Villalobos abre ventanas con sus cuadros, deja entrar el aire fresco y el universo se estremece.”
José Villalobos
(1950, Ciudad Ixtepec, Oaxaca, México)
La obra de José Villalobos mantiene una reflexión continua en torno a la luz, el tiempo y el paisaje. Cada imagen es un intento por atrapar la impronta fugaz de la naturaleza y sus ciclos.
El lenguaje de sus pinturas, grabados, cerámica, escultura es abstracto. Mediante el recurso de una línea precisa su trabajo evoca, sugiere o promete, formas geométricas inexactas y desdibujadas. El eco o la resonancia visual de lo que en la naturaleza pareciera caótico o desordenado es el tema recurrente en su trabajo.
La última exposición de su obra fue en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca. Anterior a ella, su trabajo ha sido expuesto en diferentes galerías y museos de México y el mundo a lo largo de más de tres décadas de trayectoria.
